La Cia. Calajo vuelve a pisar El Maldà de Barcelona para poner en pie Batec. Un musical de nueva creación dirigido por Marc Vilavella e interpretado por Candela Díaz Sanz, Gracia Fernández y Antonio Zarco, que nos acerca a las diferentes relaciones entre madres, hijas y mujeres donde la música, la tradición y la herencia hilarán sus historias.
La llegada de una urna a casa hará que cuatro mujeres de cuatro generaciones distintas de una misma familia convivan en la cocina de una casa. La más joven no informa al resto de su decisión de guardar el objeto entre la canela y el ajo en polvo. Estas mujeres irán descubriendo poco a poco su presencia y podremos observar qué vínculo tienen entre sí y con la propia urna. En paralelo, el chup-chup de la cocina las hará latir por los temas que irán surgiendo que habían quedado escondidos con el paso del tiempo. La convivencia entre ellas, la soledad dentro de una cocina, el comportamiento que heredamos, lo que soltamos, lo que queremos recuperar, la raíz, la tradición, bombearán esta historia de cuatro mujeres: bisabuela, abuela, madre e hija o A B C y D.
Este musical de nueva creación de Cía. Calajo, con idea original de Candela Díaz Sanz, dramaturgia de Georgina Castillo, dirección escénica de Marc Vilavella y dirección musical de Antonio Zarco, se presentó por primera vez el pasado mes de Julio de 2023 en la primera edición del Festival RIIIING! Els musicals que truquen a la porta organizado por el Grec Festival de Barcelona, la productora El Terrat y el Mercat de Música Viva de Vic (MMVV). Un torneo de musicales de creación que se realizó en la recién estrenada Casa Terrat y en el que Batec fue galardonado con el premio de Mejor Composición Musical.
Batec es una obra cercana y sincera que pone el foco en las relaciones entre mujeres de distintas generaciones de una misma familia, abordando temas como la herencia emocional, los vínculos familiares y el papel de la madre como figura central. Una pieza teatral que aborda temas universales como las relaciones familiares con una mirada íntima y emotiva que nos hará reconocer varios roles familiares bien cercanos.
Dice la compañía que el proyecto que nos presentan nace de la necesidad de hablar, transportar, recordar y conmemorar la música folclórica y las tradiciones compartidas de ambas culturas. Así pues, la fuente de inspiración de la música de Batec brota, a la vez, de la música popular y tradicional castellanoleonesa y la catalana, con chispas de flamenco. Así, la música en directo de Antonio Zarco, alto instigador de la obra, no sólo acompaña a la trama, sino que subraya y refuerza el carácter y la historia de los personajes, complementándolos y enriqueciéndose mutuamente.
Las interpretaciones de sus protagonistas, quienes se desdoblan continuamente en las varias almas protagonistas del espectáculo, están creadas desde el cariño, los movimientos y la voz. Un gran trabajo actoral de fondo que hace que cuando Candela Díaz Sanz y/o Gracia Fernández se recojan el pelo y se pongan una bata (usualmente frente al público), el ambiente de la obra se transforme. Sus personajes mutan constantemente a la vista del respetable, quien rápidamente integra el cambio generacional en escena mientras respira un nuevo aire de sabiduría y vida. Un gran acierto de Marc Vilavella, director del espectáculo, quien ha sabido trabajar de forma muy inteligente las transiciones generacionales.
En la parte técnica, el musical apuesta por una puesta en escena minimalista, poética y simbólica, donde el naturalismo y el surrealismo conviven en un mismo plano y donde se establece un tono con aromas de comedia nostálgica y cruda. Una nostalgia que nos recuerda a aquellas casas antiguas de pueblo que rezuman historia y, cuya luz de ventana, limpia y pura, deja entrar la serenidad. Una serenidad personificada en la abuela y la bisabuela, cuyo ritmo de vida es más disfrutable, en contraposición con la madre y la hija, cuyo ritmo de vida es quemar horas mientras corren por llegar a todo (¿nos suena verdad?). Es por eso que las conversaciones de la hija con los personajes más mayores nos ofrecen esa calidez necesaria que exuda el texto de Georgina Castillo. ¿Realmente lo que hacemos es vivir? ¿Porqué nos preocupamos de cosas que no podemos controlar? Si paráramos, escucháramos, y disfrutáramos de la experiencia de nuestros mayores, posiblemente sentiríamos el ritmo de la vida. Ese latido constante que nos hace sentir. Porque si algo hay que Batec celebra es la vida.
Crítica realizada por Norman Marsà