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09.10.2024 Críticas  
Adriana Lecouvreur – Crítica 2024

El Teatro Real de Madrid da el pistoletazo de salida de la nueva temporada con una ópera memorable. Adriana Lecouvreur de Francisco Cilea. Una ópera que llega por primera vez al templo madrileño y lo hace con una buena dosis de elegancia clásica, potente orquesta y reparto impecable.

La historia que cuenta Adriana Lecouvreur es de esas que gusta y crea afición. Una buena afluencia de público joven así lo atestiguan. Una ópera clásica, con amantes, divas enfrentadas, maridos engañados y los cotilleos entre bambalinas, camerinos y fiestas a medianoche. Al final una venganza en forma de flores envenenadas se lleva por delante a la gran diva y protagonista de la ópera. Cuatro actos, a cual más poderoso, conforman una preciosa ópera que es un regalo para la vista y el oído.

Nicola Luisotti dirigiendo la orquesta con el brío y sensibilidad a la que nos tiene ya acostumbrados. La música potente y delicada voló con elegancia por encima de los presentes.

La puesta en escena y el vestuario son otro de los puntos fuertes de este montaje de David Mcvivar, ayudado de una escenografía memorable firmada por Charles Edwards. Siempre es excitante ver los entresijos de un teatro, los telones, los camerinos, mientras con una perfecta iluminación vemos las sombras de lo que ocurre en el escenario. El precioso vestuario de Brigitte Reiffenstuel pone la guinda al pastel.

El maravilloso reparto contribuye a que la velada operística sea memorable. La soprano italiana Maria Agresta se hace con el personaje principal, esa diva enamorada y luego terriblemente victima de su contrincante. Sus intervenciones son perfectas, desde la primera a la última. Sus duetos con Maurizio, con Michonnet y con la Princesa de Bouillon son de una belleza sublime que provocan la ovación más que merecida.

Manel Esteve como Michonnet, Ksenia Dudnikova en el papel de la Princesa y Matthew Polenzani como Maurizio brillan y resuelven con excelencia sus papeles.

Todo rema a favor del disfrute en esta Adriana Lecouvrerur, clasicismo equilibrado, montaje deslumbrante y un reparto brillante. Un envoltorio perfecto para una perfecta noche de ópera. El Real muestra una vez más sus cartas y nos brinda una ópera no tan conocida pero de las que crean afición.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau.

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