El último espectáculo de La Calòrica nos traslada al Congreso de Viena para representar un paralelo con el presente a través de la farsa. Le congrès ne marche pas está en la cartelera del Teatro Valle-Inclán de Madrid como un montaje ambicioso bajo la sobresaliente dirección de Israel Solà.
El Centro Dramático Nacional programa un espectáculo cuyo argumento resulta muy atractivo y potente. Tras la primera derrota de Napoleón, las potencias europeas se reúnen para repartirse el continente. Los mandatarios de Rusia, Inglaterra y Prusia pasan unos días en Viena pero lo que debería ser una reunión sencilla se convierte en una fiesta multitudinaria que se prolonga más allá de nueve meses.
De la mano de la compañía teatral La Calòrica, y a través de situaciones hilarantes y humorísticas, nos queda claro que el teatro también sirve para hablar de temas transcendentales. No sólo debe ser un mero entretenimiento que anestesie las consecuencias del acelerado ritmo que llevamos en nuestra sociedad actual, sino que debe ser útil para remover conciencias y tener aptitud social para transformar.
En este sentido, es importante reivindicar la política como una actividad que todos y todas ejercemos de manera cotidiana en nuestra vida personal y en sociedad. Como personas políticas que somos deberíamos cuestionarnos prácticamente todo, mirar a nuestro alrededor y fijarnos en las entrañas del poder, nuestra pasividad frente a las injusticias y, sobre todo, entender la historia como una sucesión ininterrumpida de lucha de clases que continua hasta la actualidad; y esto último lo relaciono con la escena final que permite acabar el espectáculo por todo lo alto con un trabajo fabuloso del actor Joan Esteve.
El elenco es uno de los puntos fuertes de este montaje. Nueve actores magníficos que han sabido leer y comprender a la perfección el lenguaje planteado por Joan Yago en el texto y que están brillantemente dirigidos por Israel Solà. Un trabajo actoral extraordinario por parte de Roser Batalla, Joan Esteve, Xavi Francés, Aitor Galisteo-Rocher, Esther López, Tamara Ndong, Marc Rius, Carles Roig y Júlia Truyol. Todos se meten al público en el bolsillo con sus respectivas interpretaciones mientras transitan por los matices de las emociones que tienen lugar en los personajes. ¡Bravo!
Si una cosa sobresale de Le congrès ne marche pas es su puesta en escena. El espacio escénico de Bibiana Puigdefàbregas presenta un versátil y elegante salón neoclásico. El vestuario de Albert Pascual combina la precisión histórica con ese toque tan especial de los recursos estéticos habituales en los trabajos de La Calòrica. Merece un reconocimiento la caracterización de la mano de Anna Madaula; ese minucioso trabajo del que depende la conexión de los personajes con los espectadores y espectadoras. También la labor coreográfica de Vero Cendoya, la cual es fabulosa, con los peleles que se introducen como metáfora.
En definitiva, Le congrès ne marche pas es un montaje de primer nivel que llevábamos tiempo esperando en la cartelera madrileña. ¡Puro teatro!
Crítica realizada por Patricia Moreno