La primera edición de Ópera en Minúscula, presentada por Auditorio de Tenerife, fue clausurada con la representación de A solas con Marilyn en el Espacio La Granja. El compositor David del Puerto, creó la partitura de esta ópera de cámara para soprano, mezzosoprano, viola, guitarra eléctrica y sonidos electrónicos grabados.
Del Puerto ha concebido una fórmula heterogénea que combina estilos contemporáneos con técnicas clásicas. La historia se basa en una obra de teatro de Alfonso Zurro, quien se ha encargado de la adaptación para este formato. Esta nos habla de una una madre cuyo mundo se desmorona tras el abandono de su esposo. El libreto se despliega entre la monotonía de lo cotidiano y un viaje psicoemocional impulsado por la obsesión de la protagonista con Marilyn Monroe. Lo fascinante de esta pieza es cómo se entrelazan la ópera y el teatro en una narrativa densa y emocionalmente compleja.
La soprano Ruth Gonzalez interpretó a la protagonista, encarnando con la sensibilidad que le caracteriza a una mujer atrapada entre la dureza de su realidad y la evasión de su mente. Con su voz bella y cristalina, combinada con momentos de quiebre emocional, que supo interpretar a la perfección, transmitió con precisión la desesperación y confusión de la protagonista. Desde los momentos lúcidos hasta los gritos desgarradores cuando se enfrentaba a sus visiones, con la imagen de Marilyn siempre presente, la soprano fue capaz de equilibrar lo íntimo con lo trágico con suma efectividad.
La mezzosoprano Blanca Valido, en un rol crucial, interpretó diferentes personajes a lo largo de la obra. Fue la voz reconfortante y protectora de la compañera leal, quien en ocasiones se convertía en una mujer pasional sedienta de experiencias lascivas y, finalmente, la propia encarnación de Marilyn Monroe en los sueños inquietantes de la protagonista. La complejidad de este rol permitió a Valido demostrar su versatilidad vocal, moviéndose desde tonos cálidos y maternales a un registro más enigmático y seductor.
El acompañamiento instrumental, a cargo de Ana María Alonso en la viola y David del Puerto a la guitarra, ofreció una textura sonora exquisita que reflejó con éxito las tensiones internas de la protagonista. Esta fusión de estilos clásicos y contemporáneos creó una atmósfera peculiar y a veces inquietante, reforzando excelentemente el dilema de ella entre su vida real y su mundo imaginado.
Se podría decir que la cámara en mano y emitiendo en directo a una pantalla situada en la parte de atrás del escenario es ya marca de la casa en Teatro Xtremo. Esto, lejos de ser una excentricidad creativa, permite al público ver de cerca detalles que desde el asiento sería imposible percibir, lo cual enriquece la narrativa.
Ricardo Campelo ha dirigido esta obra compleja y cargada de significado y diferentes elementos con total maestría. Puede estar satisfecho de su don creativo y su estilo fuera de lo común. Ha dirigido a un equipo con gran talento e independientemente de que su propuesta pueda ser más o menos popular, lo que es innegable es que aquí hay talento y mucho.
Esta propuesta de A solas con Marilyn a cargo de Teatro Xtremo, ha sido una obra valiente que mezcla géneros musicales e interpretativos, llevándonos a un viaje emocional devastador. A través de la música y las actuaciones, nos sumergimos en los rincones más oscuros de la mente humana, confrontando temas de identidad, obsesión y la fragilidad de la vida.
Crítica realizada por Celia García