Ya estamos inmersos en una temporada más de teatro en Barcelona y para la primera de este 2024-25 me planto en la Sala Beckett de Barcelona para disfrutar de BioLògica, el nuevo proyecto de la compañía Sixto Paz, que le ha encargado el texto a Sílvia Navarro Perramon y el cual Pau Roca se encarga de dirigir.
No está nada mal estrenar temporada con un texto que, disfrazado de comedia, bucea profundo por las vicisitudes de la mujer en lo referente a la maternidad, los planteamientos de ser madre en el siglo XXI y la diferencia de conceptos entre generaciones.
Sílvia Navarro construye con su dramaturgia un futuro no tan lejano en el que BioLògica, una empresa de renting de hijos (sí, así tal cual), te alquila un hijo a medida durante 5 años y en donde al finalizar el contrato puedes decidir quedarte al hijo o no. Ágata (Clàudia Benito), quien nunca ha tenido ninguna inclinación hacia ser madre y que comparte piso con su hermana mayor Elena (Mar Ulldemolins), quien a la sazón es estéril, decide, tras leer e informarse, que va a probar la aventura.
Este punto de inflexión sirve como base para que salgan a la palestra unos cuantos reproches familiares y multitud de pequeños y grandes matices, entre otros, sobre la visión “de antes” y la visión actual de lo que significa ser madre, cuánto estamos dispuestos a sacrificar para llevar a cabo esa tarea o si el ser progenitor se nace o se hace. Pieza clave para contrarrestar opiniones será Cristina, la madre de ambas, interpretada por una gran Victòria Pagès.
La obra pasa como un suspiro entre sonrisas, alguna que otra carcajada y con un final tremendamente emotivo, porque aunque no todas somos madres, sí que todas somos hijas. Es imposible no verse reflejado, en un momento u otro, a lo largo de toda la función, en la gran cantidad de dilemas, reflexiones y pensamientos que exponen las tres protagonistas. Y aunque se tocan muchos palos, la dramaturgia está perfectamente hilada, cerrando el círculo en la conclusión.
Durante la hora y media de función se percibe la conexión entre dramaturga, director y actrices en este proyecto de tintes tan sensibles. Una colaboración a una con la idea de que el público salga del teatro con múltiples opciones para hacer una valoración propia a la vez de haber pasado un rato la mar de ameno. La dirección (y sensibilidad) de Pau Roca parece buscar que entre las actrices exista la sinergia necesaria para conversar, reír, discutir y llorar. Para que exploten su lado más cómico. Para que se entreguen al máximo. Y si eso es lo que busca, podemos decir que Roca lo encuentra.
Por su parte, Benito, Ulldemolins y Pagès, sobre todo en el caso de las dos primeras, parecen navegar cómodamente en un registro no tan habitual en ellas. Y, a medida que pasan los minutos, las tres crecen y crecen en sus interpretaciones hasta llegar a un clímax que se palpa en el ambiente. La ruptura de la cuarta pared en varias ocasiones es de gran ayuda para generar ese clima. Las tres realizan un trabajo excelente, aunque tengo que admitir que la Pagès, en su vis cómica, se sale y ejecuta a su Cristina con gran maestría.
El espacio escénico, del que se ha encargado Paula Bosch, es sencillo a primera vista pero guarda alguna que otra agradable sorpresa que ayuda a la integración de la temática y a escarbar en las emociones del espectador. Y lo mismo ocurre con la iluminación de Guillem Gelabert y el sonido de Sergi Andrade.
Todo este trabajo conjunto, tanto la parte técnica como la parte artística, da a luz (nunca mejor dicho) a este proyecto de Sixto Paz, que aunque alguien, a priori, pudiera pensar que va dirigido a las mujeres en edad para plantearse tener hijos, la realidad es que BioLògica es una apuesta totalmente recomendable tanto para mujeres como hombres, independientemente de su edad. Y van a seguir en la Beckett hasta el 20 de octubre. Sinceramente, yo aprovecharía y no me la perdería.
Crítica realizada por Diana Limones