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16.09.2024 Críticas  
Com cantar «Sobreviviré» sense que m’exploti un pulmó – Crítica 2024

El Maldà de Barcelona se convierte en un karaoke y un bingo en el que conviven enfermedades minoritarias, desastres hospitalarios, miedo al futuro y el martirio de no poder respirar: bienvenidos a Com cantar «Sobreviviré» sense que m’exploti un pulmó. Con óptica femenina, feminista y accesibilidad integrada.

Dana Carbonell, Raquel Camón y Anna Griera interpretan a Moumna y su historia de cansancio, sarcoidosis pulmonar e incertidumbre, aunque solo una de ellas vivió en primera persona esa historia, otra la convirtió en obra de teatro y la tercera integró la lengua de signos en la obra para que, junto a los subtítulos, constantemente puedan seguirla los espectadores con necesidades especiales. Factores de empatía que sinergizan más allá del tema específico que se trata en la obra. Júlia Cortina las dirige, en un montaje de factura 100% femenina.

Además de ellas tres tenemos una especie de cuarto personaje, al que da voz Claudia Carreras, y que es el ordenador que hace de karaoke, pantalla hospitalaria y asistente digital, pero que nos acercará a la verdad que se oculta tras la buena cara social y la ficción escénica.

Com cantar «Sobreviviré» sense que m’exploti un pulmó habla de maltrato médico e incomprensión social, de incertidumbres personales y empatía (y falta de ella), de redes de apoyo y de dolores inhumanos. Habla sobre todo de la soledad en esa situación extraordinaria. Tras una presentación un poco lenta (el «como llegamos a esta situación» tiene menos fuerza y retrasa lo verdaderamente importante cuando no hay misterio porque sabemos el tema de la obra) y pese a algún segmento que frena el desarrollo dramático (más sobre esto después), Com cantar «Sobreviviré»… va cogiendo agilidad y construye un universo con el que conectamos, con unos personajes y situaciones que nos van presentando las actrices que podemos reconocer pese a lo excepcional del caso, y que nos afectan más sabiendo que una de ellas tuvo que pasar realmente por todo eso.

El espacio sonoro que crea Neus Soler, a partir sobre todo de ritmos electrónicos, nos traslada a los 2000, a la fiesta, al desenfado, pero también a la medicina y al horror personal por el que pasa la protagonista. Todas se reparten el papel aunque el espectador atento puede ir detectando quien es la auténtica «Moumna», y todas interpretan también al entorno de la misma con gran solidez. Com cantar «Sobreviviré»… habla de lo que habla, pero también retrata a una generación, unas dudas, unas sensaciones y conexiones con la familia y las amistades, con lo social y la sanidad, que van más allá de un caso particular. También que «Moumna» no sea el nombre real del personaje afectado sino un homenaje a otra persona ayuda a conectar verticalmente generaciones, feminismos y microagresiones.

Respecto a los segmentos que frenan, como comentábamos antes: elementos como el bingo de las enfermedades, o la introducción en prolepsis, pese a ser interesantes sobre el papel, no añaden lo suficiente para lo que duran. No siempre es necesario implicar la participación de los espectadores, sobre todo cuando no aporta nada sacar a público a escena, repartir cartones, explicar mecánicas.. Quizás está instalado en mitad de la obra para ayudar a la verdadera afectada a descansar un poco y respirar, quizás esté ahí pretendiendo establecer más complicidad con los espectadores, integrándoles en el «y si te toca a ti», pero no acaba de funcionar en ese sentido, se ve artificialmente como el «momento participación» y desconecta de una obra, por lo demás, que es ágil y con una sinceridad escénica potente para todas las actrices.

Del apoteósico final no vamos a decir nada más que: ole. Valga cualquier bingo para llegar hasta aquí…

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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