La compañía Col·lectiu Desasosiego vuelve a programar Un segundo bajo la arena. Este spin-off de Bodas de sangre de Lorca, que puede disfrutarse en El Maldà de Barcelona, es una apuesta por el teatro artesanal y minucioso donde el público se convierte en un nuevo invitado a sentar en las mesas de un banquete de boda para brindar y compartir una noche de celebración.
Col·lectiu Desasosiego ha sido la compañía encargada de iniciar una temprana temporada 2024-2025 de El Maldà. Tras el éxito de crítica y público de las últimas dos temporadas, el premiado espectáculo Un segundo bajo la arena, creado a partir de Bodas de sangre de Federico García Lorca, vuelve durante el mes de agosto para llenar de fiesta las noches de verano del pequeño teatro céntrico barcelonés e iniciar su tercera temporada en cartel.
Un segundo bajo la arena es un espectáculo que está planteado como una experiencia inmersiva en la que el público se convierte en un nuevo invitado que permite reanudar la celebración interrumpida en Bodas de Sangre y concluir el ritual de la boda. La novia se han marchado de la celebración y los invitados han ido tras ella para evitar el desastre. En el banquete solo quedan 3 personas a la espera de que todos vuelvan pero, los que llegamos no somos los mismos que se fueron. En dicha escena, se desdibujarán las líneas que separan público e intérpretes, de modo que todo el mundo se acomode en las mesas de este banquete nupcial, charle, brinde y comparta una noche de celebración mientras comprendemos qué hacemos allí y qué está ocurriendo.
La entrada a la inmersión es realmente sencilla y efectiva para todo el público. No voy a desvelar el inicio de la obra, porque es mucho más efectiva encontrársela, pero realmente el Col·lectiu Desasosiego ha encontrado una buena forma de meternos de lleno en la historia sin casi inmutarnos. Una vez acomodados en nuestras sillas, la inmersión se vuelve completa cuando entendemos qué ha ocurrido en el lugar. Pero, aun así, varias preguntas quedarán en el aire para los asistentes mientras la historia las irá revelando a su debido tiempo.
Es interesante que una compañía joven haya sabido crear una historia partiendo de un clásico sin la necesidad expresa y extrema que hay actualmente en el teatro de romper la base y crear algo distinto y ecléctico. Col·lectiu Desasosiego ha cuidado la base y ha sabido extraer una historia paralela que casa exactamente con la época y la pluma de Lorca. Nada es extraño, nada chirría… es más, entramos de lleno en la historia de una forma tan fluida que, si no conociéramos Bodas de Sangre, no sería necesario para disfrutar de esta nueva historia que, finalmente, trata de remarcar temas como la comunidad, el tiempo y el ritual entendido como celebración de una forma tan perfecta.
De la mano de Carla Coll, Camille Latron, Pol Toro y Gaspar Corts como intérpretes, y bajo la dirección de Alex Solsona (quien también es autor del texto), acudimos a uno de los espectáculos más limpios y agradecidos que he visto últimamente. No es extraño que la obra lleve varias temporadas en cartel llenando sus banquetes de boda. La historia que nos muestran, la cual huye completamente del dramatismo de su predecesora, se complementa con unas actuaciones perfectamente engranadas y estudiadas para que, en todo momento, tengas estímulos por parte todos los personajes presentes en escena. Ellos tratan de explicarte la situación vivida desde su verdad para que, tu mismo, te montes tu imagen en la cabeza. Pero, además, al ser una obra en la que el espectador está inmerso y forma parte activa, los personajes no dudarán en explicártelo todo de una forma cercana, mirándote a los ojos, contando sus confidencias y sus cábalas mientras te acompañan en el proceso.
Por último destacar el gran acierto que es la música que se disfruta en la obra de la mano de Gaspar Corts. Música original, con poesía de Lorca, pero buscando una esencia espiritual con tonos andaluces y folclóricos que nos encandila y nos ata aun más a la historia.
Todos estos conceptos, acaban generando una atmósfera que se convierte en protagonista y que evoluciona a lo largo del espectáculo junto al espectador quien, sin casi darse cuenta, celebrará en comunidad siendo consciente del pasado para reanudar el futuro.
Crítica realizada por Norman Marsà
