Algunas noches, el Teatro Alfil de Madrid se llena de sonrisas y carcajadas gracias a cuatro singulares viajeros que nos sumergen en el mundo de los artistas que cruzan fronteras. Con el inconfundible humor de Yllana, Passport supone la excusa perfecta para evadirse durante un buen rato dejando atrás el ajetreado ritmo de la vida moderna.
En esta época del año la oferta cultural cambia y el Teatro Alfil ha incluido en su programación Passport, un delirante viaje que supone un auténtico soplo de aire fresco en la cartelera madrileña, más necesitada que nunca de propuestas refrescantes, originales y creativas. La compañía, que lleva viajando internacionalmente durante muchos años, ha aprovechado el sinfín de anécdotas divertidas que les han ocurrido por todo el mundo para plasmarlas en un ingenioso espectáculo bajo la dirección artística de Fidel Fernández. El resultado es un montaje tronchante que aborda la gira de cuatro cómicos por un país ficticio llamado Komedistán.
César Maroto, Rubén Hernández, Susana Cortés, Edu Ferres, Estefanía Rocamora (en alternancia) nos dejan boquiabiertos con su maravilloso trabajo interpretativo, además de su desparpajo en escena, su naturalidad y su admirable expresión gestual. Las carcajadas se suceden constantemente porque con un único gesto, una mirada o un ingenioso movimiento ellos son capaces de hacer volar la imaginación de los espectadores y espectadoras. Me gustaría destacar de manera especial a Susana Cortés: es una actriz extraordinariamente dotada para la comedia con una fabulosa vis cómica porque con una simple mueca es capaz de llenar una escena y transmitir multitud de mensajes. ¡Para quitarse el sombrero!
Se suceden una serie de sketches, a cada cual más ingenioso y divertido, a un ritmo vertiginoso que no da ningún tipo de tregua. Me gusta especialmente uno que tiene lugar al principio de la representación en el que un cómico se enfrenta a multitud de problemas para entrar en la aduana de Komedistán. ¡Y hasta aquí puedo contar! Da gusto ver lo bien compenetrado que está todo el elenco, haciendo las delicias de un publico que no deja de disfrutar durante los 90 minutos que tiene de duración.
Además de las actuaciones extraordinarias, Passport destaca por su brillante diseño de iluminación de Paco Rapado, los efectos sonoros de Luis López de Segovia y la escenografía a cargo de Ismael García y Tatiana de Sarabia, ésta última responsable también del vestuario: trajes rojos sabiamente elegidos que ayudan a definir a los personajes.
En definitiva, estamos frente a una obra bastante recomendable para todas aquellas personas que quieran divertirse a lo grande y pasar una velada refrescante en este caluroso verano madrileño.
Crítica realizada por Patricia Moreno