Guillem Albà vuelve a los escenarios barceloneses con Tota aquesta por que ara tinc. Este espectáculo, dirigido por la directora madrileña Andrea Jiménez, puede verse en la Fundació Joan Brossa de Barcelona como parte del Grec Festival 2024. Una pieza que es un ejercicio teatral que mezcla performance, humor, palabra y gesto.
Según la información de la misma compañía, esta nueva creación enfrenta a Albà a sus peores miedos en un salto intencionado a lo inesperado, al hecho caótico e imprevisible. Un intento desesperado de soltar el control, salir de la zona de confort para asomarse al cambio y enfrentar así la evidencia insoportable de la muerte. Es por ello que se pone en manos de Andrea Jiménez, una de las creadoras más irreverentes del panorama de las artes escénicas del Estado Español. Del magnetismo y la capacidad de conexión con el público de Guillem Albà y la provocación escénica de Andrea Jiménez, nace Tota aquesta por que ara tinc.
Si bien es cierto que lo que disfrutamos en escena es muy diferente a lo que Albà nos tiene acostumbrados, es de aplaudir que el conocido clown quiera reinventarse y tratar de hacer algo especial y diferente. Salir de la rutina que impera en su carrera. Pero… tras disfrutar de la pieza en el día de su estreno, en mi mente solo gira una duda: ¿lo creado le representa?
Tota aquesta por que ara tinc podría describirse como una obra existencial que mezcla performance, teatro visual y, obviamente, la comedia. Con ella, Albà repasa su vida y carrera mientras la muerte le mira directamente a la cara desafiante y divertida. Diferentes decisiones en su vida le han llevado a este momento, y ahora, en un limbo figurativo, el actor da un «repaso» a lo realizado haciendo el balance de su todo. El teatro siempre ha llevado las riendas y todo, todo, ha girado alrededor de ello. Pero, ¿todo este viaje ha valido la pena? Hace unos minutos estaba vivito y coleando mientras interpretada un sentido y performático Hamlet. Como él mismo dice: «porqué todos los actores, cuando llegan a cierta edad, quieren hacer un Hamlet?». Ahora, su vida está llegando a su fin y una duda constante corroe su mente junto a las frases de su maestro Jango Edwards.
Le acompaña en escena un torbellino por actriz llamado Aitana Giralt, quien interpreta a la muerte, y quien no se lo pondrá nada fácil. Giralt presenta un personaje juguetón, despreocupado y divertido que le hará sufrir psíquicamente para hacerle repasar una a una todas las dudas que todos los intérpretes llegan a tener en su mente; porque, realmente, repasar su vida no tiene sentido alguno. ¿Qué ha hecho a parte de teatro? Nada. Su vida gira a través de él y su preparación.
Realmente, Tota aquesta por que ara tinc podría hablar de cada uno de nosotros y no solo de Albà. ¿Qué hemos hecho durante nuestra vida? ¿Valió la pena? ¿Nos arrepentimos de algo? O, por el contrario, si ahora muriéramos de un accidente estúpido, realmente nada hubiera tenido sentido…
De nuevo, Guillem Albà nos hace pensar mientras disfrutamos de sus locuras de clown -que tardan en aparecer, pero hay-, mientras dialoga con una muerte, posiblemente, más despreocupada y sin pretensiones de la vida de lo que podemos tener todos los mortales que sí, deberíamos, disfrutar de ella.
Al abandonar el Espai T de la Fundació Joan Brossa salgo con sentimientos encontrados. Si bien es cierto que el mensaje me ha calado, me cuesta ver a Guillem Albà en una faceta tan diferente de la que estoy acostumbrado (aunque mantenga su esencia en la profundidad). Con los días, y escribiendo esta crítica, he ido poco a poco encontrándole algo más de sentido. Puede ser que lo vivido esta semana en mi vida personal me haya hecho darle la vuelta y entender aun más el mensaje. Lo que está claro es que Albà siempre aboga por la transformación. Aunque la base performática siempre sea el sentimiento; él siempre promoverá romper lo establecido.
Crítica realizada por Norman Marsà
