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19.07.2024 Críticas  
The Genesis – Crítica 2024

La compañía Copenhagen Collective pisa con fuerza y energía el escenario del Teatre Coliseum de Barcelona para presentar The Genesis. El espectáculo llega a nuestra ciudad tras su estreno este pasado 4 y 5 de julio en Copenhage. La ciudad condal se convierte así en la primera parada de su gira europea.

Vivimos en una época aparentemente llena de conflictos, luchas y divisiones. Nosotros contra ellos, personas contra personas, naciones contra naciones, culturas contra culturas. La vida humana es un juego de suma cero en el que la ganancia de alguien solo puede lograrse a través de la pérdida de otro.

The Genesis cree que hay otra manera. Una manera donde la capacidad de amar y cuidar es más fuerte que la animosidad, nuestra capacidad de comprensión y compasión más resiliente que nuestras divisiones y nuestras diferencias son celebradas y se convierten en nuestra fortaleza.

Veinte artistas de diferentes naciones y culturas (Dinamarca, Australia, Perú, Canadá, Reino Unido, Uruguay, Finlandia, España, Chile, Portugal, Estados Unidos, Alemania, Brasil, Irlanda y Francia) se han unido para formar Copenhagen Collective, este nuevo colectivo acrobático de la capital danesa que presenta su primera producción: The Genesis.

The Genesis se acaba de estrenar en Copenhage y llega al Teatre Coliseum de Barcelona como primera parada de su gira europea. La obra habla sobre cómo nos relacionamos entre nosotros y cómo somos intrínsecamente dependientes unos de otros. Para ello, veinte artistas sobre el escenario necesitan poco más que iluminación y música para crear un show de 60 minutos de duración que deja al público boquiabierto.

Si con una palabra tuviera que describir lo que sentí en el estreno del show en Barcelona es confianza. Lo que estos 20 artistas realizan en el escenario es un ejercicio de confianza extrema que hace que, en continuo movimiento y en un espacio reducido, como lo es el escenario de un teatro, se realicen figuras circenses que normalmente necesitan espacio y altura.

Bajo una mezcla lumínica sencilla y plana, y al ritmo de unas músicas que nos retumban en el pecho y nos hace sentir conectados a los artistas, atendemos a un sinfín de saltos, piruetas y torres humanas que, desde fila 2 en platea, nos hacen sentir bien chiquitos en alabanza a la grandeza que allí mismo se construye. Manos, pies, cuerpos enteros y diversos… Entre todos construyen un mundo en el que cuidar unos de otros es su mantra primordial.

Este colectivo acrobático ha conseguido que les admire profundamente. No solo porque pueden hacer cosas que uno ni se plantea hacer. Sino por el sentimiento colectivo que se transmite desde el escenario, haciéndonos partícipes al público de que si olvidamos nuestras diferencias y trabajamos juntos, entre todos podemos construir cualquier cosa. Un mundo en el que nuestras diferencias sumen y sean celebradas creando una fuerza colectiva que nadie podrá derruir.

Es un lujo poder disfrutar de cómo un grupo de personas llegan a crear un espectáculo circense tan sólido, lleno de poesía y mensaje sin una pretensión más que esparcir un mensaje esperanzador a través del circo. Gracias Copenhagen Collective. Espero disfrutaros por muchos años más construyendo con base vuestro mensaje para el mundo.

Crítica realizada por Norman Marsà

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