Tras años juntos pero sin pasar por Barcelona, los Take That enamoraron al público de Alma Festival en el Poble espanyol. El Alma Festival sigue su curso y cada noche es mágica. A una semana del cierre con Kool & The Gang el festival sigue siendo todo un éxito desde el primer día con más de un sold out en su programación.
El pasado sábado Alma Festival estaba más que listo para hacer vibrar a su público una noche más. Todo transcurrió con normalidad y la gente se sentía como en casa paseando por los espacios del festival y tomando algo mientras se acercaba la hora.
Todos los conciertos han sido puntuales hasta la fecha por lo que a la hora en punto empezaron los gritos reclamando a los británicos. Diez minutos de hype que se intensificaron en cuanto la banda tomó el control de sus instrumentos, las luces nos deslumbraron y el símbolo de los Take That brilló para todos. Unos acordes y la escalera central del escenario fue el centro de las mirada con Mark, Gary y Howard cantando las primeras notas de Greatest Day.
Howard, desde lo alto de la escalera, pidió ayuda al público con la siguiente porque decía tener la garganta tocada, pero obvio era una de las suyas para tenernos en el bolsillo, pues su voz brilló como nunca canción tras canción. Quien sí se dejó la garganta fueron los fanáticos que estaban a tope sonara el tema que sonara.
Los momentos al piano de Gary eran obligatorios y por supuesto que lo hizo evidente en el Poble Espanyol. Hasta Mark bromeaba diciendo que si este hombre pudiera pasarse el día sentado al piano lo haría sin dudarlo. La primera canción que tocó lo hizo sobre el piano de cola negro interpretando Everything Changes. Por supuesto que hubo cambio de piano y llevaba otro vertical; tocaba en uno u otro a su antojo.
Los acordes de Shine empezaron a sonar y por un momento nos transportaron al videoclip, pues transcurre en una escalera en el que Take That canta y baila sobre ella. En esta ocasión Gary seguía al piano pero Mark estaba dándolo todo en esa escalera. Esa voz angelical y fina del cantante ha desaparecido sin embargo, aunque le haya cambiado, el color de su voz sigue siendo único y sus vibratos exquisitos.
A Million Love Songs emocionó al público de principio a fin, y no era para menos. La voz de Gary con toda su expresividad y calidez acompañado de su piano provocaban los gritos de sus fans, por no hablar del impresionante solo del saxofonista de la banda.
El show fue del todo completo, si ya parecía que iban bastante conjuntados desde la primera canción, los cambios de ropa demostraron que estos chicos han cuidado hasta el último detalle. Si eras un fanático de la época seguro no dejaste pasar el detalle de las chupas de cuero con I Found Heaven que nos recordó a uno de sus videoclips más gamberros a pesar de que el tema en cuestión, Do What You Like, no sonó. Y es que esa canción fue el punto más alto del show, nada más sonar los acordes de piano el público enloqueció. Y ahí nos dimos cuenta de que todo había sido un mero calentamiento. Los agudos de esta canción sonaban increíbles y las coreografías desataron pasiones; giros en sus taburetes, saltos, más giros, movimientos de brazos sin dejar de cantar ni un segundo. Hubo un punto en el que bajaron del escenario para compartir la emoción con las primeras filas.
Take That está en forma, entre los bailes y llevar sus canciones al escenario con una afinación tan precisa quién diría a estos chicos con sus 19 a dónde iban a llegar ya sus pasados 50. Y por supuesto que mencionaron su trayectoria contándonos en el año que se separaron, sumergiéndonos en un viaje temporal en el que se embarcaron de nuevo por el 2010 ya solo tres de ellos. Cada uno ocupando su lugar en la banda.
Mark mostró su gran sentido del humor, siempre haciendo bromas y siendo muy expresivo. No podía faltar esta pausa musical para que los chicos nos contaran entre risas lo que le gusta a Mark comprar y probar cosas locales allá donde va. Y ahí se plantó, con una canastilla de picnic. Sin más explicación sacaron una manta para su picnic y lo primero que sacaron fueron las banderas de Cataluña y España las cuales hondearon durante la siguiente canción. ¿Y con qué más nos sorprendieron? Pues con una botella de Ratafia, Una Estrella Damm y unos carquiñolis pronunciando cada palabra a la perfección. Eso es ganarse al público, aunque ya lo tenían más que ganado.
No se nos pueden escapar las idas y venidas de Mark Owen arriba y abajo con la guitarra en algunas canciones, y es que no paraba quieto. La más destacable fue sin duda Hold Up a Light.
Ya vestidos de blanco empezó a sonar Relight My Fire. Las luces rojas del escenario iluminaban sus outfits en una canción que tenía a todo el mundo a fuego cantando y a Howard demostrando que es un bailarín excepcional poniéndoselo difícil a sus compañeros de grupo. Solo había una canción que podía superar Relight My Fire o igualarla, una de las más esperadas: Back For Good, la cual sacó más de una lágrima. Gary en el piano sacando lo mejor de él mientras el público le hacía todos los coros casi dejando mudos a Mark y Howard que estaban acompañándolo desde la escalera sentados. Pero no, no fue su última canción, hubo bis y la que se guardaron para el final fue Rule the World. El público no hacía más que mover los brazos de lado a lado y disfrutar la última canción de una hora y media de concierto de los británicos.
Alma Festival la sigue petando y no nos queda más que felicitarlos por petarla concierto tras concierto manteniendo el espíritu. Aún nos quedan por ver James Blunt, Marisa Monte, que ya está sold out, Lori Meyers y Anni B Sweet y cerrar con Kool & The Gang. ¡Nos vemos en el Poble Espanyol!
Crónica realizada por Nina Delgado.