Desde el 22 de junio y hasta el 28 de julio el Teatre de la Biblioteca vuelve a vestirse, una vez más, con las prendas de Wajdi Mouawad para traer al espectador un nuevo texto del autor libano-quebequés. Esta temporada estamos disfrutando de Tots ocells, que es un poema pronunciado por la boca de 8 actores y actrices y que dirige Oriol Broggi para La Perla 29.
Eitan y Wahida son judío y árabe respectivamente y ellos y el amor que se profesan son la espina dorsal de esta historia desde donde se ramifica el resto de historias y tramas que componen Tots Ocells. Y el núcleo, como en la mayoría de textos de Mouawad, vuelve a ser la familia, con sus sabores y sinsabores. En esta ocasión, además, se busca mostrar la diferencia entre cuál es nuestro origen y cuál nuestra identidad.
Lo que comienza como una bonita historia de amor pasa por enfrentar a familias entre sí y acaba descubriendo secretos (verdades) que acarrearán consecuencias. Y es que, como dice Norah, a veces la verdad puede ser peor que la justicia. A veces, la verdad sentencia. Sobre todo, si llega de forma muy rápida a nuestras vidas.
En esta ocasión, Broggi ha empleado menos elementos naturales, habituales en sus montajes, para centrarse más en la imagen y, sobre todo, en la palabra. Aunque la función es en catalán, la particularidad de subtitular en el idioma original en el que hablarían los personajes en cada momento, le da vida al mensaje, y acentúa el ámbito del origen. Es interesante, sin embargo, como Mouawad siempre ha jugado con los giros de guión. Y en esta ocasión también, usa el mismo recurso para tratar los orígenes, por un lado, y la búsqueda o la necesidad de cambio de identidad por otro.
Tras haber visto ya seis de sus trabajos me es relativamente fácil poder afirmar que los textos que emplea Mouawad son una de las parcelas más atractivas e importantísimas de sus obras. Y que con esos textos, mucha parte del éxito del montaje está logrado. Pero, además, Broggi sabe que para bordarlo y que el éxito sea completo, tiene que rodearse de una compañía que viva en su máxima expresión todas esas emociones que emanan de las tramas de esos textos, de esa palabra poética, para que él, a su vez, pueda extraerlas del grupo de forma deslumbrante. Y eso es lo que el director de La Perla 29 lleva haciendo todos estos años (y ha hecho una vez más) para darnos a conocer al pájaro de la belleza, al del azar, al de la desgracia y al pájaro-anfibio.
Primeramente, cabe destacar el gran trabajo de traducción de Cristina Genebat, que nos permite volar hasta encontrarnos con cada uno de esos pájaros.
En la parte técnica, Francesc Isern ha jugado una parte esencial en la parte audiovisual. Imágenes que ayuden a comprender el horror de una guerra sin sentido (Tots Ocells también va de eso), primeros planos o planos medios de los actores para no perdernos sus miradas, la subtitulación que antes comentábamos… Y, por otro lado, la iluminación de Pep Barcons y el espacio sonoro de Damien Bazin, que añaden drama a la historia. Todo ello aporta una ayuda visual y sonora con la que el espectador consigue sumergirse aún mejor en lo que va a presenciar.
Y en la parte artística, un auténtico lujazo de elenco. Guillem Balart y Miriam Moukhles en el centro. Eitan y Wahida. Un amor ¿imposible?. Balart, para quien no es su primer «Mouawad», vuelve, una vez más, a estar soberbio. Y más, si recuerdo la reciente El día del Watusi (su última obra, si no me equivoco), donde tocó cielo. Aún cambiando de registro completamente, ahora vuelve a arrasar. Y Moukhles, dicho sencillamente, es como ver a una estrella brillar. Dice tanto con su rostro, con su mirada, con su gesto, que adivinas muchas veces sin escucharla hablar. Alrededor de ellos, Joan Carreras, espléndido como David, el padre de Eitan. Después de verlo en Els Criminals, donde me quedé con ganas de este Carreras, lo disfruto en Tots Ocells en su plenitud. Clara Segura como Norah, la madre de Eitan, y quien es ya una habitual de este edificio gótico del Antic Hospital de Sant Pau, vuelve a regalarnos esa tierna intensidad a la que nos tiene acostumbrados. Marissa Josa (a quien vi por primera vez en Boscos, obra que aún me atraviesa cada que la pronuncio o la escribo) interpreta de forma magistral a la abuela Leah tanto en los momentos iniciales, en los que aún mantiene su muro, y al final, cuando ese muro ya se ha derrumbado. Marcia Cisteró, además de ser una actriz que desprende solo con su presencia esa larga experiencia teatral, tiene algunas de las líneas más bonitas en su conversación con Eitan cuando interpreta a Eden, la mujer soldado. Xavier Boada nos regala a un abuelo Etgar excepcional. Y Xavier Ruano, quizá con algunas menos intervenciones, pero que aún así enternece al representar a Al-Wazzan.
Entrar en el universo de La Perla 29-Wajdi Mouawad es fácil. Salir de él no lo es tanto. De hecho, ¿quién quiere salir?. No quiero dejar de vivir, sufrir, y disfrutar los poemas teatrales a los que este tándem me tienen acostumbrada. Y aunque Tots Ocells puede que no se acabe posicionando como el primero de mi lista de favoritos, es otro lujazo en mayúsculas de los que, de tanto en tanto, Broggi decide regalar. La mala noticia es que las entradas ya están prácticamente agotadas para todas las funciones de este mes. ¿La buena? Que vuelven la siguiente temporada durante algo más de 5 semanas. Espero (estoy segura de ello) que vuelvan a agotarse. Porque como dice el propio Broggi: «El teatro no puede salvar ninguna vida, pero a lo mejor la historia que os explicaremos puede devolver vida a la vida».
Crítica realizada por Diana Limones