Tras muchos años explicándonos con detalle la importancia de las pequeñas cosas y trastocando las palabras del loable idioma castellano, el cómico y mago Luis Piedrahita llega al Teatre Borràs de Barcelona con su nuevo espectáculo Apocalípticamente correcto, dispuesto a jugar y hacer reir con la decepción y las esperanzas que nos hacen humanos.
Tan ágil con las palabras como con la misdirection de buen prestidigitador, Luis Piedrahita es siempre garantía de humor inteligente, sorpresa y reflexiones. Como un Gómez de la Serna con chistera (de chiste), Piedrahita va más allá de la greguería, construyendo reflexiones a largo plazo sin necesidad de centrar su monólogo en un solo tema.
Tras una presentación altamente interactiva en que juega con todo el público, y unos animados créditos iniciales que avanzan las claves del espectáculo (música original de Alejandro Dolina), Apocalípticamente correcto se convierte en una exploración de las libertades del ser humano y los entresijos de la esperanza y el desengaño. Del negacionismo al horóscopo. Pero lejos de seguir un hilo conductor unívoco, los apartes de Piedrahita (como el dedicado a las autocaravanas y campervans, o el quién es quién a escala natural) interaccionan con el público y le hacen sentir parte del espectáculo, aunque en el fondo siguen explorando los fascinantes mecanismos con los que nos autofastidiamos y desencantamos, jugando incluso con el formato ante el que nos encontramos. ¿Televisión, teatro, monólogo? Quizás todo no sea más que un gran truco de magia…
La agilidad mental y bregada experiencia escénica permiten a Piedrahita ser tan rápido y excelente en la improvisación con el público como en el desarrollo de los segmentos más preparados de su monólogo, que despliega con su característico aplomo y control de la dicción, pero ya menos rígido que en el personaje que presentaba hace 20 años. Apocalípticamente correcto le permite hablar casi de todo y aún así da la impresión de que todo lleva a alguna parte. ¿A la esperanza, quizás?
O quizás no. A fin de cuentas, si salimos de casa ya decepcionados, el día solo puede o darnos la razón o mejorar…
Crítica realizada por Marcos Muñoz