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19.06.2024 Críticas  
Polar – Crítica 2024

Rulo Pardo presenta en los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid, y en estreno absoluto, Polar. En la sala Negra, y hasta el 19 de junio, podremos disfrutar de esta obra en tres tiempos, en los que la comedia, el absurdo y el ecologismo nos llevan de la mano desde un piso urbano hasta la profundidad de la naturaleza más salvaje.

El cambio climático lleva tiempo salpicando el trabajo del dramaturgo Rulo Pardo, y en esta última comedia la crisis medioambiental es representada de una manera feroz, en forma de osa polar que acaba devorando la propia obra (y en el camino alguno de sus personajes), como metáfora del final al que nos conducimos como sociedad sorda a las señales cada vez más inequívocas: tsunamis, deshielo, inundaciones, terremotos o incendios.

Polar se desarrolla en tres actos que se articulan como tres tramas independientes aunque conectadas entre sí. La primera arranca en un piso, donde unos divertidísimos Secun de la Rosa y Natalia Hernández conversan en un juego de réplicas vibrantes. De la Rosa interpreta a un director de cine “gore” en horas bajas que acude a su exmujer en busca de consejo y bendición para un nuevo proyecto comercial, muy alejado de su registro habitual. Las risas constantes con la que reacciona el público avalan la agilidad de la escena que orbita sobre un diálogo muy divertido y lleno de guiños pop que concluye súbitamente en un final tan inesperado como surrealista.

Entre acto y acto un telón iluminado sutilmente por Marino Zabaleta sirve de fondo para la narración que Aitana Sánchez-Gijón como voz en off nos ofrece. Este relato interviene como nexo de unión entre los actos y nos adentra en el segundo, protagonizado por Chema Adeva como malhumorado y ácido encargado al frente de un aislado bar en mitad de la nada. En este inhóspito lugar aparece Cristina Gallego, cliente inesperado para ese establecimiento, al que sólo acude para refugiarse de la lluvia. Ambos personajes descubren de inmediato sus irreconciliables diferencias, pero que poco a poco encontrarán lugares comunes sobre los que establecer una improbable relación. Entre tensión y confesiones, la incipiente complicidad se verá pronto interrumpida por el propio relato en off. La trama se cierra y nos dirigimos al tercer y último acto que, a modo de epílogo y moraleja, nos ubica en la cima de una montaña donde el conflicto ecológico, representado por una osa polar enflaquecida y hambrienta (nuevamente Natalia Hernández), dialoga y filosofa en voz alta con un biólogo (Secun de la Rosa) al que pretende devorar.

Natalia Hernández y Secun de la Rosa, en sus dobles papeles, brillan con un trabajo hilarante. Coquetean con el exceso siempre en favor de la comedia y el resultado se traduce en un público expectante que sigue sus movimientos entregado a la carcajada. Chema Adeva y Cristina Gallego se enfrentan a unos personajes y diálogos de perfiles más sutiles que limitan el recorrido cómico pero a los que se entregan con notable resultado.

El desarrollo de la trama en tres actos independientes y limitado por las reducidas dimensiones del escenario de la Sala Negra exigen una escenografía versátil que Silvia de Marta resuelve con pocos elementos pero de excelente efecto. Salón, bar y montaña surgen así para ubicar las tres narraciones.

Podemos decir que Rulo Pardo ha inventado un género, la comedia ecológica y Polar es su paradigma. Una denuncia medioambiental sustentada en una excelente comedia y expresada desde lo absurdo. Absurdo con el que mostrarnos lo poco preparados que estamos como sociedad y como individuos para los desastres que este inminente cambio climático está trayendo sobre nuestras vidas.

Crítica realizada por Diana Rivera

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