El Barcelona Gay Men’s Chorus (BCNGMC) vuelve al Teatre Condal de Barcelona con su espectáculo BGMC & The Queen. Acompañados de la cantante Mirela, el gran coro presentó una combinación de melodías, teatro musical, monólogos y una puesta en escena dinámica que hizo las delicias del público presente, el cual, acabó en pie ovacionándoles.
BGMC & The Queen pisa con fuerza el escenario del Teatre Condal para explicarnos el cuento de un reino donde había un rey, pero no había reina. Preocupados por tener un reino normativo, el rey y los súbditos tratarán de encontrar una reina. Para ello, el rey visitará el reino vecino donde la reina Mirela gobierna. ¿Conseguirá el rey solucionar este pequeño “problemilla”? Esa noche acompañamos al strong>Barcelona Gay Men’s Chorus a través de una historia donde reina no hubo, pero si mucha reinona.
Dirigidos enérgicamente por Gerard Ibáñez (Oh Happy Day, Operación Triunfo 2023), las más de 60 voces que componen el coro y su cantante en lengua de signos, Conxita Paricio, presentaron una propuesta de creación propia que levantó rápidamente el ánimo del público presente.
Empezando por su perfecto y divertido narrador, quien supo cómo animar rápidamente al público con sus graciosos chascarrillos (que amamos cada vez que aparecía en escena), el coro presentó una historia sencilla que acompañó de canciones altamente reconocibles y disfrutables por el respetable. Si bien es cierto que el hilo argumental quedó cojo y falto de una dramaturgia que ofreciera un seguimiento más adecuado a las canciones que se presentaron, este fue solo una mera excusa para que el coro presentara las melodías que tanto gustan a su público.
Gerard Ibáñez, director musical del coro, es también el encargado de adaptar las canciones. Unas adaptaciones que se adecuaron y, en ocasiones, mejoraron los temas musicales presentados en escena. Con adaptaciones realizadas para cada una de las cuerdas del coro, Ibáñez nos presentó un producto cohesionado a nivel vocal y grupal que cubrió multitud de eras musicales; tantas como la variedad de edades de los integrantes del coro. Aunque en algunas ocasiones, las voces principales escogidas para los temas no fueron de mi agrado, debo decir que el coro sonó precioso en cada una de las versiones.
Algo con lo que no comulgué fue con la participación de la estrella invitada, Mirela Cabero. Una participación que ayudó a desconectarme de la historia principal que el coro presentaba. En este tipo de espectáculos, agregar una participación externa siempre es bienvenida y ayuda al coro a ofrecer un espectáculo aun más completo. Pero, para que ello quede bien cohesionado, es necesario que la participación de la estrella invitada quede bien encajada e hilada con la historia. Mirela suponía ser la reina regente del país vecino pero, en sus apariciones, el rol de Mirela no fue en absoluto el que ofrecía. Ella era Mirela realizando un concierto propio en los impás en los que el coro «descansaba». Incluso, dio la bienvenida al público y le animó como si de un concierto propio se tratara, rompiendo así la cuarta pared, y ofreciendo algo totalmente diferente a lo ofrecido por el coro. Solamente en la canción final, Mirela se unió a ellos para formar parte de la historia aunque, de nuevo, con un protagonismo superior.
En la parte técnica, Kevin Santander realizó un muy buen trabajo coreográfico, marcando movimientos muy concretos en las canciones para que el coro no se convirtiera en algo estático y sin vida. Santander supo ejecutar cambios orgánicos que no llegaran a afectar a la parte vocal y, en ocasiones, utilizando alguno de los integrantes como bailarines solistas.
Por último, destacar el vestuario ideado por Calio Morano, el cual inició el show con una estética sobria para, poco a poco, ir creando un estilo coral que finalizó con maravillosos rosa neón mezclados con negro puro en una estética neo punk adaptada a cada uno de los participantes. Morano ofreció un show en vestimenta a la altura de lo esperado.
De nuevo, el Barcelona Gay Men’s Chorus presentó un show divertido y animado que ocasionó un lleno total en sus dos noches consecutivas en el Teatre Condal de Barcelona. Una puerta de acceso perfecta a la celebración del Pride 2024.
Crítica realizada por Norman Marsà