La Banda Municipal de Barcelona, con la pianista Noelia Rodiles y el compositor Johan de Meij como invitados de lujo, despidió el pasado domingo su temporada 2023-24 en el Auditori de Barcelona con un concierto muy especial, dedicado a los desastres de la guerra, el matrimonio entre la música y la literatura, y a la expansión de las fronteras que ofreció George Gershwin.
La fantástica temporada 23-24 de la BMB ha culminado con un memorable concierto con obras de Gershwin, Prokófiev y De Meij. Tras su bienvenida inicial, el director titular José Rafael Pascual-Vilaplana cedió la batuta al compositor holandés para que dirigiera su propia pieza «The Painted Bird», estreno en España a partir de la novela El pájaro pintado de Jerzy Kosiński: comenzando con un sobresalto estruendoso, la pieza abandona los elementos más sexuales y polémicos del libro para centrarse en el choque entre un niño marginado y maltratado y la sociedad polaca durante la Segunda Guerra Mundial. La banda desgranó perfectamente los dolorosos compases de la pieza, destacando la oboista Pilar Bosque que tocaba hermosas y tristes melodías balcánicas desde fuera de la sala para representar el aislamiento del niño.
Reducción de la banda a la mitad, a continuación, y entrada de una pianista invitada, la asturiana Noelia Rodiles (además del habitual Jordi Farran) y de instrumentos poco habituales, como el banjo de Santi Careta. Pascual-Vilaplana toma la batuta para dirigir una extraordinaria interpretación de la Rhapsody in blue de George Gershwin, una de las piezas que redefinió el panorama musical moderno desde su presentación en 1924. La banda se luce incluso en esta configuración más destilada, jugando con la «blue note» que normalmente se le escatima, y el piano de Rodiles suena de maravilla, ágil, virtuoso, y con una frescura mayúscula en la parte alta del teclado. Acogida con regocijo, la pianista ofreció como bis una pieza hermana de Gershwin, la Blue Lullaby, el segundo de sus Three Preludes.
Tras el intermedio, Johan de Meij dirigió de nuevo a la formación al completo para estrenar su versión para banda de El año 1941 de Sergéi Prokófiev, acerca de sus recuerdos de la invasión nazi, las batallas, las largas noches y un intento final por inspirar la cooperación entre naciones
Sin menospreciar la obra de Prokófiev, la atención del público estaba centrada en la última obra de la tarde: el estreno mundial de Los libros olvidados, obra de encargo de la BMB a de Meij (que dirigió Pascual-Vilaplana), a partir de La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón. Y tras largos problemas con la configuración de las luces de la sala, finalmente llegó. Una obra en siete movimientos, abundante en misterio y situaciones ominosas, pero con tres grandes momentos clave: la sardana Las Ramblas – Els Quatre Gats (que se bisó dos veces, dirigida por Pascual-Vilaplana y por el propio de Meij, y que justficaba el añadido de una cobla de cinco intérpretes), los románticos compases de Bea (Beatriz), el precioso tema de amor de la sinfonía, y Inspector Fumero, una verdadera Marcha Imperial para el antológico villano de la novela.
Los libros olvidados se llevó una larga ovación del Auditori en pleno que no solo reconocía el magnífico trabajo de de Meij como uno de los mejores compositores y adaptadores para banda del mundo, sino el empeño y la cuidada ejecución por parte de la banda. Un final de temporada que sabe dulce, dulcísimo, y que nos hace mirar con ilusión al futuro de la formación.
Crítica realizada por Marcos Muñoz