El Teatre Poliorama de Barcelona programa la esperada Prima Facie, de Suzie Miller. Una obra dirigida por Juan Carlos Fisher e interpretada por Vicky Luengo, que rompe al público en pedazos bajo una interpretación inmaculada de su protagonista, la cual, actúa como un detonador que nos obliga a replantear cómo debería funcionar este mundo.
Tess (Vicky Luengo) es una abogada que está en el pico más alto de su carrera. Es, posiblemente, una de las abogadas más exitosas del país y está acostumbrada a ganar todos los casos a los que se enfrenta. Su soberbia y goze, palpable desde que aparece en escena, nos muestra como disfruta con su trabajo, como trata de encontrar la «verdad legal» de cada caso y como, para ello, no duda en poner contra las cuerdas a los testigos que interroga. Ella disfruta con lo que hace y así lo hace notar al público. Pero un impactante acontecimiento hará que su vida cambie para siempre. Un acontecimiento que le hará chocar contra un mundo de realidad que no se había planteado y que, le hará modificar la visión de sus casos anteriores. Tess deberá enfrentarse a todo lo que ella ama para buscar justicia.
Juan Carlos Fisher traduce, junto a Rómulo Assereto, y dirige esta Prima Facie que se clava en la mente del espectador. Un monólogo arriesgado, lleno de teatralidad y de empatía generada frase a frase, que introduce al espectador en la vida y la mente de Tess, una joven abogada que tiene todo el éxito por delante. En los primeros minutos de la obra, rápidamente reconocemos a Tess como amiga, esa amiga cercana y orgullosa de si misma. Pero, poco a poco, la cercanía se incrementa y Tess llega a convertirse casi en una hermana.
Suzie Miller nos presenta así un texto con una construcción dramática inteligente, divertida y conmovedora que nos acerca, paso a paso, una historia dura y profundamente cuestionadora para la sociedad, quien naturaliza la conducta que se exhibe de una manera estructural y vergonzosa.
La dirección impregnada por Juan Carlos Fisher es dura y marcada. Si bien, al principio, asistimos a un monólogo acelerado y casi sin frenos, tal como expresa la juventud de su protagonista, es hacia la mitad de la función cuando este acelerón disminuye y nos adentramos en el llanto interior de su protagonista. Ahí es donde podemos ver el cambio que realiza el personaje principal y como, esta agresión sexual vivida por Tess, se traspasa a través de su mirada y sus movimientos a un público roto que solo desea abrazarla. Un necesario golpe de atención a una sociedad que parece blanquear lo que ocurre en escena.
En la parte de la actuación, decir que Vicky Luengo está soberbia, inmaculada y sincera. Su cercanía innata, su mirada, su ahogado grito de auxilio… Con todo ello, Luengo consigue que se nos encoja el corazón para, más tarde, hacernos llorar por dentro mezclando un sinfín de emociones que no sabemos cómo dejar salir hasta que abandonamos la sala. Una emoción contenida de forma colectiva que hace que el público se ponga en pie en la primera ronda de aplausos y vítores. La noche del estreno en Barcelona, Luengo tuvo que salir a agradecer al público un total de 6 veces.
Por último, en la parte técnica destacar la aséptica propuesta escénica y de vestuario de Lua Quiroga Paul junto a la iluminación de Ion Anibal López. Ambas creaciones dejan expuesta a la actriz bajo una atmósfera impersonal de luz blanca y cegadora que nos ayuda a centrarnos en ella y en su historia.
Prima Facie, de Suzie Miller, es un monólogo duro y destructor que necesita ser escuchado por la sociedad. Pero no solo por las mujeres que pueden llegar a sentirse identificadas con su protagonista, sino por todos aquellos hombres que necesitan recordar que sus estúpidas acciones tienen consecuencias. Esos «machitos» que se vanaglorian de sus conquistas y hacen burla extrema de lo qué harían con una chica en momentos mal catalogados como «confusos» (perjudicadas etílicamente, etc…). Ya es hora de crear un mundo que en el que, de verdad, todos seamos iguales en libertad, derechos y posibilidades.
Crítica realizada por Norman Marsà