Los outsiders de la anti-cultura catalana de los 70, los de Zeleste, los que Pau Malvido definiera como «malditos» en las páginas de la revista STAR, gente como Pau Riba o Marisa Muñiz, son los protagonistas de Nodi: de gossos i malditos, espectáculo que se presentó en el último Temporada Alta y que ahora ha llegado a El Maldà de Barcelona.
Escrita y dirigida por Maria Donoso (Cabaret Voltaire) y Albert Boronat (Prostitución), con algunos textos de Marisa Muñiz y citando fragmentos de Pau Malvido, entre otros, Nodi: de gossos i malditos parte también de experiencias personales de Joan Sentís, su intérprete principal, junto a Míriam Moukhles y Fermí Delfa. A caballo entre la autoficción y el teatro documental, explora tanto la artificiosidad dirigida de las primeras como la complicación de reivindicar a héroes y villanos en la contracultura catalana de los 70 y 80.
El relato de entrada es sencillo: experiencias personales de jóvenes que nacieron con los Juegos Olímpicos del 92 al descubrir esa contracultura. El conocimiento a través de relatos orales y escritos de protagonistas fuera del relato oficial. La relación personal de Joan Sentís con dos «malditos» como Pau Riba y Marisa Muñiz, y la exploración tanto de las causas de esa contracultura como de su fracaso. El Maldà se convierte en un cruce de caminos entre un estudio de grabación de podcast, teatro y sala de conciertos setentera, siempre con el peligro del «rock català» cerniéndose sobre los «malditos» (magnífico espacio sonoro creado por Iker Rañé). Porque cuando el rock se puso al servicio del poder, dejó de ser rock…
Pero como decimos, encima de esa exploración, hay un trabajo sobre la creación y la caída de los mitos, lo irrisorio de idolizar a un outsider y la ternura y la magia que puede esconderse en la frontera del lado salvaje de la vida. De una forma de vivir que ya empieza a desaparecer, de la que nos quedan escasos testimonios y que parece destinada a desaparecer. De los perdedores.
Sentís construye a un protagonista con el que es tan fácil empatizar como verle las costuras. Moukhles recrea esencialmente a dos personajes: Muñiz y Malvido, jugando con su voz de manera espléndida. Y Delfa crea, bajo la a veces opresiva mirada de Sentís, da vida a un Pau Riba entre el documental y la parodia, y a ratos hiperrealista. Un Pau Riba que aparece y desaparece, la visión del que fue y que es difícil de reproducir desde el ahora, por mucho que se cuente con grabaciones del ayer. Toda una metáfora.
Nodi: de gossos i malditos, entronca con espectáculos recientes como Cançons que acaben en fade out y El mal del jazz. Quan Barcelona era hot, obras que también ponían sobre la mesa, con un toque documental, el lado oculto de la cultura popular catalana y española del siglo XX vistas desde la óptica de los que ahora tienen unos 30 años. Nostalgia, admiración y puesta al día de unas épocas y unas épicas que nos han sido escatimadas.
Crítica realizada por Marcos Muñoz