La obra Vive Molière toma el escenario del Teatro Infanta Isabel de Madrid convirtiendo en celebración lo que podría ser una clase de historia del teatro. Con un magnífico elenco integrado por jóvenes actores y actrices, el espectáculo homenajea al dramaturgo, actor y poeta Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Molière.
El dúo artístico formado por Álvaro Tato al frente de la dramaturgia y Yayo Cáceres, en la dirección de escena, vuelve a unirse en este maravilloso montaje de la compañía Ay Teatro. Ambos son garantía de creatividad, inteligencia, humor y energía; una combinación de talento que ningún amante del teatro debería perderse.
Sirviéndose de un argumento figurado en el que la diosa Fama, escurridiza, se enamora del joven dramaturgo francés dejándose llevar por los consejos de sus tres lacayos, Chisme, Dato y Mito; con esta excusa, rescatan numerosas escenas de las comedias de Molière con personajes y situaciones memorables. Así cobran vida sobre las tablas del teatro Infanta Isabel figuras que forman parte de El enfermo imaginario, Tartufo, El avaro, Las preciosas ridículas, Don Juan, El misántropo o El burgués gentilhombre. La perspicacia, los enredos y los valores de la época quedan aquí destapados en este montaje que combina música y texto. Pero Tato se atreve a ir más allá y lo hila todo con verso propio, es de los pocos autores contemporáneos que mantiene el verso en el teatro actual.
Brillantes y muy divertidos Kevin de la Rosa, Juan de Vera y Mario Portillo dan vida a los lacayos de la diosa y a buena parte de los personajes de los textos de Molière. Laura Ferrer se mete en la piel de Fama, además de otros personajes, con un auténtico despliegue de recursos. Marta Estal acompaña cada escena con su voz y un teclado, de forma hermosa, y arropa la comicidad del resto. Cinco actores que se divierten y se lo pasan muy bien sobre el escenario y, al mismo tiempo, hacen disfrutar al público. Este es uno de los montajes que nadie debería perderse; entre otras cosas, por su fabuloso elenco, dotado de un extraordinario talento y una admirable versatilidad interpretativa. Los componentes del reparto son capaces de dar vida a varios personajes derrochando carisma y metiéndose a los espectadores y espectadoras en el bolsillo.
Lo cierto es que todos y cada uno de los intérpretes están impecables pero sí me gustaría tener una mención especial para Kevin de la Rosa porque nos regala una verdadera lección de qué es ser un actor en mayúsculas.
Otra de las cosas que más me gustan del montaje es el espacio escénico, sencillo y funcional, diseñado por Ay Teatro y Tatiana de Sarabia. En el centro del escenario hay un tobogán que juega un papel fundamental y, a los lados, dos estructuras que tienen diversas funciones. Una escenografía muy dinámica por la que los actores y actrices se mueven como peces en el agua, estando completamente integrados en ella.
La música es, sin duda, otro de los alicientes de Vive Molière. De hecho, todos los componentes del elenco cantan o tocan instrumentos, o ambas cosas al mismo tiempo. Destacar el sensacional trabajo que ha realizado Cáceres en la composición musical que dota de frescura al espectáculo.
En definitiva, Vive Molière es un montaje absolutamente recomendable para todos los amantes del teatro, una de esas deliciosas comedias que alegran la vida y que cautivará a los amantes de Tato y Cáceres, dos de los grandes genios de nuestra actualidad.
Crítica realizada por Patricia Moreno