novedades
 SEARCH   
 
 

08.04.2024 Críticas  
Archipiélago – Crítica 2024

El Teatro Lara de Madrid acoge Archipiélago; una obra escrita, dirigida y protagonizada por Begoña Caparrós. Esta exploración gentil y lenta de temas universales como la soledad, el desplazamiento y la resiliencia nos propone una distopía no tan lejana. Aunque se desarrolle en Vigo, la historia trae ecos de desplazados de las varias guerras que llenan nuestros informativos.

Archipiélago de Begoña Caparrós se adentra en las turbulentas aguas del desahucio y la soledad, temas muy habituales en la sociedad actual. La narración se ancla en el trágico suicidio de Adelino, un portugués de 35 años, causado por su desahucio tras la compra del edificio donde viven unos señores altos, vestidos de negro, que quieren tirar abajo la propiedad. El suicidio actúa como catalizador para el resto de los residentes del edificio, quienes re-evalúan su existencia y su futuro. Este evento es un duro recordatorio de los obstáculos sociales y emocionales que presenta el día a día, y Caparrós lo maneja con la sensibilidad y seriedad que se merece.

El método narrativo de la obra, en el que Caparrós se calza diferentes pares de zapatos blancos para encarnar a los tres personajes que representa, es profundamente simbólico. Los zapatos sirven como recipientes, llevando las historias y las almas de las personas que representan. A través de este método, se invita al público a caminar junto a esos personajes, a sentir su dolor, su esperanza y su desesperación.

La escenografía creada por Adrián Arias es minimalista, aunque dice mucho. Un conjunto de pequeñas cajas de cartón cuelgan del techo, balanceándose y moviéndose, representando hogares inestables que puede caer en cualquier momento. Un mensaje que nos acerca aun más al tema principal de la obra.

Archipiélago intenta reflejar la dura realidad de los desahucios y el poder casi infinito de los fondos buitre en España pero, casi sin querer, también aborda la difícil situación de los refugiados actuales. La obra establece paralelismos con la barca de Caronte, dejando a los desalojados a la deriva, sin rumbo, con una moneda bajo la lengua. Esperando en un purgatorio.

Sinceramente, la obra de Begoña Caparrós nos llama a la empatía y actúa como un recordatorio de que detrás de cada aviso de desalojo, de cada persona desplazada, hay una historia y una vida que tener en cuenta.

Crítica realizada por Ariadna Ortega

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES