El Teatro Pavón de Madrid acoge dentro de su programación La madre, obra del dramaturgo francés Florian Zeller con Aitana Sánchez-Gijón como protagonista. Una conmovedora historia que nos invita a reflexionar sobre la soledad y los límites de la cordura bajo la dirección de Juan Carlos Fisher.
La madre es una de las dos obras del dramaturgo Florian Zeller que actualmente están en la cartelera madrileña; un autor francés que estrena con cierta regularidad en otras ciudades y que ahora lo hace por partida doble en la capital. Si el espectáculo que vi la semana pasada se focalizaba en la figura de un padre que comienza un proceso de deterioro cognitivo, en esta ocasión, la obra narra lo que le sucede a una madre que ha vivido siempre centrada en sus hijos cuando éstos dejan el hogar. La protagonista, al ver y sentir la casa vacía, entra en una fase de tristeza, añoranza y de reflexión acerca de sí misma al tener dificultades para redefinir quién es fuera del papel que siempre ha tenido atribuido.
Ya desde el inicio, con la protagonista deambulando por el escenario mientras el público se acomoda en el patio de butacas, se atisba en su rostro y en sus gestos el rictus de la insoportable contención, una expresión de vehemencia concentrada esperando el comienzo de la función para poder ocupar cada rincón del escenario.
De principio a fin, Aitana Sánchez-Gijón destila humanidad interpretando a esta madre víctima del síndrome del nido vacío; a través de sus ojos podemos ver el inmenso dolor y el tormento que inunda su vida. Una actuación llena de cambios y de registros, pasando por los diferentes estados que atraviesa su personaje e hipnotizando a todo el público. Desde luego, es un verdadero placer verla sobre las tablas del Teatro Pavón.
No cabe duda de que uno de los aciertos de La madre es la elección de su actriz protagonista porque su presencia es el gran reclamo para ver la obra, pero también hay que reconocer que el resto del elenco realiza un trabajo formidable. Fantástico está también Juan Carlos Vellido dando vida al marido y plasmando a la perfección la escalada de su personaje. Alex Villazán está magnífico interpretando al hijo de ambos; destacar la química y la complicidad que tiene con Sánchez-Gijón en todo momento y los maravillosos enfrentamientos que surgen entre ambos. Completa el reparto Julia Roch quien está más presente en la segunda mitad de la obra.
Juan Carlos Fisher dirige una obra que funciona como el mecanismo de un reloj. Ha sabido entender a la perfección el potente texto de Florian Zeller y, en su puesta en escena, le da todo el peso al poder de la palabra a través de las maravillosas actuaciones de su elenco. Esa es la intención del dramaturgo francés, que con su original y personal construcción narrativa el público se vea obligado a meterse en la mente de la protagonista y a estar en alerta para no perderse ningún detalle.
La puesta en escena sigue la estela del texto. La obra apuesta por una escenografía sencilla, con muy pocos elementos sobre las tablas, de la que se encarga Alessio Meloni. A nivel actoral cuenta con un trabajo redondo y con tantos detalles que no requiere nada más para hacerlo creíble. Además, la narración va acompañada de un enérgico juego de luces, a manos de Pedro Yagüe y una maravillosa ambientación sonora que le dan el toque idóneo al montaje y subrayan la emotividad del relato.
En definitiva, La madre es una obra apetitosa para los amantes del buen teatro y para todo aquel que quiera disfrutar de la poderosa actuación de su protagonista.
Crítica realizada por Patricia Moreno
