Tras Romeo y Julieta y Doña Francisquita, la Fundació Òpera Catalunya continua su 36º ciclo, junto al Cor Amics de l’Òpera de Sabadell y la Orquestra Simfònica del Vallès (OSV) con Manon Lescaut. Tras estrenarse en Sabadell y Sant Cugat, hemos podido ver la crucial obra de Puccini en el Teatre Auditori de Granollers.
La Fundació abrió las celebraciones del centenario de la muerte de Puccini el pasado mes de Enero con una fantástica Madama Butterfly en Santander, con Carmen Solís como Cio-Cio-San. En Cataluña, el Año Puccini de la FOC ha comenzado con esta Manon Lescaut a la que seguirán Turandot en Abril, La Boheme en Octubre y Tosca en Noviembre.
La producción de Manon Lescaut conjuga el buen hacer de sus voces principales con la experiencia del coro y la orquesta de Sabadell y una puesta en escena que no tiene nada que envidiar a las del Liceu. Alternan como la protagonista la ya mencionada Carmen Solís junto a la malagueña Berna Perles, la Manon a quien pudimos ver en Granollers. Junto a ella, Milan Perišić como su hermano el soldado Lescaut, Enrique Ferrer como su enamorado Des Grieux, Jorge Juan Morata como su amigo Edmondo (dulce interpretación), Juan Carlos Esteve como el anciano Geronte, más una aparición especial del director de escena Carles Ortiz como el profesor de danza de Manon.
Partiendo de un magnífico nivel vocal generalizado, si dos intérpretes destacan por completos son los Lescaut, la soprano Berna Perles y el barítono Milan Perišić, ambos con un nivel de actuación complejo, sutil y con muchísima química, necesaria especialmente en el segundo acto. Y en el caso de Perles además con una voz por encima de la media ya alta de la producción, elevándose a una excelencia impresionante, en los momentos de más potencia pero también en los más dulces y los más discretos. Su Manon enamora, repele, desespera y emociona al respetable a cada momento de la función, convirtiendo la ópera en un evento memorable.
A su lado, el Cor Amics de l’Òpera de Sabadell, no solo sonó extraordinario en cada una de sus intervenciones (particularmente brillantes en todo el primer acto), sino que bajo la dirección de Carles Ortiz llenaron la escenografía de Jordi Galobart para hacernos creer realmente nos encontrábamos en el patio de una posada de Amiens o en el puerto de El Havre (espectacular la creación de personajes en el desfile de presas), mientras la iluminación de David Gálvez nos hacía avanzar hacia el atardecer en el primer acto y el amanecer en el tercero.
Por su parte, la OSV se comportó, como siempre, de manera espléndida bajo la dirección del maestro Elio Orciuolo, con una impecable actuación de todos los músicos, y destacando quizás las delicadas interpretaciones del concertino de Marta Cardona y de la arpista solista Carme Ubach, pero en general sin individualidades, funcionando plenamente como una orquesta plena y viva en todo momento.
Esta Manon Lescaut que se convirtió en el primer éxito de Puccini (pese a lo atribulado de la construcción de su libreto) ha resultado también ser una magnífica experiencia para los sentidos, trágica, cómica, romántica y moralizante, una experiencia humana y artística demoledora y apabullante para los sentidos, que comienza con risas y festejos en Francia y termina con muerte y desesperación en el desierto de Luisiana. Muy recomendable para quien pueda disfrutarla aún en sus siguientes escalas este mes de marzo en Tarragona (10), Manresa (13), Girona (15), Lleida (17) y Cornellà de Llobregat (24).
Crónica realizada por Marcos Muñoz