Tras el éxito del dúo interpretado junto a María Pagés, Dunas (2011), el coreógrafo belga-marroquí Sidi Larbi Cherkaoui vuelve al Gran Teatre del Liceu de Barcelona para presentar dos de sus obras más celebradas, Faun/Noetic, interpretadas por el prestigioso Ballet du Grand Théâtre de Genève.
Esta vez, el coreógrafo y bailarín nos presenta un espectáculo formado por dos coreografías interpretadas por el Grand Ballet de Genève. En Faun, se despliega todo el erotismo de L’après-midi d’un faune, la mítica coreografía revolucionaria de Vátslav Nijinsky. Noetic, por su parte, es una exploración geométrica y lúdica alrededor de la línea recta y el círculo, un trabajo grupal que cuenta con colaboración del artista visual Antony Gormley.
Faun, es una pieza de 16 minutos de duración que encargó de la prestigiosa sala Sandler’s Wells de Londres con motivo de la celebración del centenario de los Ballets Rusos que se estrenó el 16 de junio de 2009 con el National English Ballet. Una coproducción del Théâtre National de Chaillot (Paris), el Monaco Dance Forum, el Teatre Nacional de Catalunya, el Mercat de les Flors, Opéra de Dijon y el Grand Théâtre de Luxembourg.
Con ella, Sidi Larbi Cherkaoui propone una lectura personal de la mítica coreografía L’après-midi d’un faune de Vàtslav Nijinski estrenada con gran escándalo el 29 de mayo de 1912 en el Téâtre du Châtelet. Nijinski se basó en las escenas pastorales de La Ilíada y la antigua Grecia para imaginar esta pieza que trata del amor entre un fauno y una ninfa. Una historia que nos deja exhaustos en sensualidad, movimientos orgánicos y una belleza extremadamente icónica. La partitura impresionista Prélude à l’après-midi d’un faune, de Claude Debussy, se inspira a su vez en un poema del poeta simbolista Stéphane Mallarmé.
Como curiosidad, en esta pieza Sidi Larbi introduce una modificación de la partitura original y la introducción de fragmentos firmados por Nitin Sawhney. A su vez, el tratamiento del movimiento responde a una sensibilidad actual, con la intensificación de los aspectos fantásticos y animales, y un lenguaje corporal que confiere una dimensión tridimensional a la obra. La expresividad, concentrada en 16 minutos de duración, nos presentará a ambos personajes por separado y, en un punto intermedio, se conocerán y el fauno tratará de cortejar a la ninfa hasta conseguir su hazaña.
Para elaborar esta pieza que explora las relaciones entre estos dos seres mitológicos, el coreógrafo belga-marroquí se inspiró en el bailarín australiano James O’Hara, mientras que Daisy Phillips estrenó la pieza interpretando la ninfa, un ser eterio y arraigado al bosque. En esta escena lúdica, los dos seres juegan inocentemente, al mismo tiempo que la tensión sexual entre ambos se hace patente.
En la pieza, Sidi Larbi ha querido potenciar el erotismo mostrando el contraste entre una mirada de niño y unas almas arcaicas y viejas que se buscan en un entorno feroz, atravesado por los claroscuros. La iluminación de David Stokhol es clave en unas escenas que se inician en penumbra para, cuando se encuentran, despertar un bosque callado y sombrío. Este mismo diálogo antiguo-moderno se reencuentra en el vestuario, firmado por Hussein Chalayan, que combina materiales orgánicos con otros sintéticos en una voluntad de acercar a la actualidad a estas criaturas fantásticas.
Faun es sencillamente una fabula onírica que nos deja pegados al asiento disfrutando de una historia de amor y deseo muy bien arropada técnicamente.
Por otro lado, y con 55 minutos de duración, Sidi Larbi nos presenta, por primera vez en Barcelona, Noetic; una obra grupal estrenada el 8 de marzo de 2014 y creada en colaboración con la Göteborgsoperans Danskompani de Göteborg. En esta coreografía, emerge el Sidi Larbi más reflexivo y filosófico, ya que indaga en la idea de «noetic», según la cual la línea recta en realidad es una curva, de manera, que todo está conectado en la forma perfecta del círculo.
Noetic, palabra de origen griego, «noetikos», significa «mente intuitiva», de manera que hace referencia a la búsqueda no racional del conocimiento que nos conecta con un universo inmutable. La partitura compuesta por Szymon Brzóska, altamente emocional y colorida, cuenta con influencias de la música tradicional japonesa. Algo que podemos disfrutar en directo de forma sorprendente.
A diferencia de Faun, Noetic presenta un trabajo coreográfico muy diferente. En ella, se propone un trabajo grupal en el que el conjunto de los veintiún bailarines de la compañía deja aflorar la conciencia colectiva y la necesidad de la humanidad de estructurar su existencia. Una coreografía más sesgada, más repetitiva y lineal que despliega esculturas móviles que evolucionan en el espacio y el tiempo ante flujos azarosos, como el vuelo de una manada de pájaros o como una reacción de gestos en cadena. La textura también va variando y el cuerpo pasa de un estado vaporoso a otro líquido y, finalmente, a uno sólido.
Uno de los aspectos destacados de esta pieza es la participación, por cuarta vez, con el artista visual británico Antony Gormley, quien explora la acción de las figuras escultóricas y las emociones que despiertan en los intérpretes. Gracias al manejo de varios elementos que funcionan como catalizadores, como tres largos listones hechos de fibra de carbono, los bailarines exploran el espacio y crean caminos sin fin y a la vez curvas que forjan inevitablemente la fuerza de la gravedad. Un trabajo más conceptual previo realizado por Gormley y los propios bailarines, quienes fueron invitados a realizar las maquetas de algunas de estas figuras geométricas para que entendieran desde dentro la propuesta de Noetic como un interrogante a la relación entre el cuerpo y el espacio.
Visualmente, Noetic es muy distinta a su predecesora. En un ambiente completamente blanco y con un cuerpo de baile vestido de gala, Noetic explora un tipo de danza más contemporánea y mecánica que, incluso, se tercia tediosa en algunos momentos. Preciosos momentos en los que una línea recta se puede convertir en una curva que cierre un círculo perfecto. Círculos que, combinados, pueden incluso confeccionar una escultura extra-circular con la que englobar el total de la humanidad.
Con esta presentación, Sidi Larbi Cherkaoui deja claro que la poesía puede convertirse en danza de una forma espectacularmente inverosímil.
Crítica realizada por Norman Marsà