En el escenario del Teatro Romea de Barcelona, se despliega la obra Alma y Palabra de San Juan de la Cruz, donde la magnífica Adriana Ozores y el talentoso director e interprete Lluís Homar, acompañados por el pianista Emili Brugalla, con la dramaturgia de Jose Carlos Plaza nos sumergen en la poesía y reflexiones del místico San Juan de la Cruz.
Alma y Palabra de San Juan de la Cruz se define como un viaje espiritual hacia la interiorización, hacia el encuentro de uno mismo, del verdadero yo.
La puesta en escena dirigida por Lluís Homar aúna tres disciplinas artísticas: la poesía mística de San Juan de la Cruz, la música con piezas de la Música callada de Mompou o la pintura con el cuadro Cristo crucificado de Velázquez. En palabras de Lluís Homar, «tres herramientas de luz maravillosas para transitar del desasosiego al sosiego». El montaje pone de manifiesto este camino que lleva a la renuncia de los bienes materiales para encontrarse con uno mismo y con lo trascendente. «San Juan nos habla de la renuncia que, aunque nuestro instinto nos lleve a querer tenerlo todo, el Ser, pasa por desprenderse de todo; ir a contracorriente, no tener, vaciarse de todo aquello que aparentemente nos da confortabilidad y adentrarse en un espacio completamente desconocido y que al descatalogarnos de lo habitual nos pone en una senda de vértigo», según afirma Lluís Homar.
La obra se inicia con una cuidadosa atención a la iluminación, creada por Dani Checa, y guiando la atención del público a través de pausas teatrales. El pianista, iluminado con una luz amarillenta, se convierte en el acompañante musical durante toda la narrativa de Ozores y Homar.
A lo largo de la representación, Ozores y Homar establecen un diálogo directo con el espectador, inmersos en una lectura en prosa de los escritos de San Juan de la Cruz. La obra se convierte así en un viaje espiritual, explorando la renuncia de los bienes materiales en busca del autodescubrimiento y lo trascendental.
El escenario se presenta con sencillez. Dos sillas dispuestas en la sala, un retrato de Cristo en la cruz y un piano en la parte izquierda. El vestuario realizado por Gabriela Salaverri refleja la seriedad y la profundidad del tema, evitando distracciones para dirigir la atención hacia la esencia del mensaje.
El juego de luces de Checa se convierte en un elemento crucial, enfocando la atención en los momentos oportunos y creando una atmósfera adecuada para la narración. La transición de la luz encendida a la oscuridad añade un elemento de sorpresa y suspenso, realzando la experiencia visual.
Lluís Homar, además de su brillante narración, dirige la obra con maestría, fusionando poesía, música y pintura en un espectáculo multisensorial. La elección de pieza de Música Callada de Frederic Mompou y la referencia al cuadro «Cristo crucificado» de Velázquez añaden capas de significado a la representación, subrayando la conexión entre diferentes formas artísticas.
Alma y Palabra de San Juan de la Cruz es un espectáculo que, a través de las excepcionales interpretaciones de Adriana Ozores y Lluís Homar, sumado al talento musical de Emili Brugalla, ofrece al público una experiencia única. Aunque la obra puede no ser para todos los públicos debido a su complejidad poética, indudablemente enriquece con sabiduría y profundidad a aquellos dispuestos a sumergirse en su esencia.
Crítica realizada por Yadi Agurto