El Maldà de Barcelona acoge estos días la obra Un segundo bajo la arena del Colectivo Desasosiego. Una experiencia teatral que nos lleva al universo de García Lorca a través de un viaje lleno de frescura, poética e interacción.
Apenas subimos las escaleras de El Maldà, la llegada de un personaje curioso y bien vestido –interpretado por Pol Toro– nos envuelve en una confusión que sirve como punto de partida de la función. Una confusión que se irá clarificando a lo largo de los minutos, mientras descubriremos al mismo tiempo los demás protagonistas.
Con este original inicio arranca Un segundo bajo la arena; una obra que nos ubica en un banquete matrimonial detenido en el tiempo. Pol Toro, con gran presencia en el escenario y absoluto carisma, interpreta a un invitado que ha quedado atrapado en esa ceremonia a medio terminar. A su lado, otra invitada de personalidad soñadora y un tanto alocada –interpretada por una Eva Ferré llena de frescor-; y finalmente también una de las criadas de la gran celebración –interpretada con ternura, profundidad y suma naturalidad por Carla Coll– nos narran lo que ha sucedido en la ceremonia y lo que suponen que ha pasado después de que la boda haya sido interrumpida al descubrir que la novia ha huido.
La trama no nos sorprende pues Un segundo bajo la arena está basada en la conocida Bodas de Sangre que Federico García Lorca escribió en el 1931. Una tragedia en prosa poética que el colectivo Desasosiego ha querido honrar a través de su propuesta, narrando los hechos a través del punto de vista de unos invitados que quedan atrapados en una boda que no tiene final feliz.
Pol Toro, Carla Coll y Eva Ferré interpretan más de un papel, de forma que por un lado nos ofrecen el punto de vista de invitados a la boda y por el otro representan a los tres protagonistas de la ceremonia: el novio, la novia y el amante. El cambio constante de personajes da dinamismo a la obra y va moviendo al público de un sentimiento al otro y de una realidad a la otra, permitiéndole empatizar con facilidad desde un principio.
No hay que olvidarse del cuarto intérprete de Un segundo bajo la arena: Gaspar Corts, quien tiene un papel imprescindible aportando la música en directo con gran talento tocando el piano, la guitarra eléctrica y la batería. La música no solamente ayuda a ambientar la obra sino que además marca los tiempos de la narración dando lugar a cambios de tiempo, de perspectiva y de dirección. La música es vital en la vida como lo es en esta obra y Gaspar Corts sabe darle una fuerza que llega al público con distintas covers, entre ellas una preciosa reinterpretación de Zorongo gitano del propio Federico García Lorca.
No es extraño que la compañía ganara el Premio Moritz de FiraTàrrega al mejor estreno de artes de calle en el 2022, pues la obra no es que rompa con la cuarta pared, es que empieza directamente sin ella, proponiendo un lenguaje escénico en el que el público observa siendo, participando y sintiendo junto a los intérpretes.
En este caso, el espacio interior de El Maldà no ha sido limitante para la compañía, a pesar de tratarse de un espacio más reducido que el exterior donde el Colectivo Desasosiego interpretó la obra en Fira Tàrrega. Por el contrario, la ambientación de El Maldà y su antigüedad, sumada a la escenografía que la compañía ha creado, logran perfectamente poner en contexto al público, quien se siente parte desde el principio de aquello que está sucediendo en escena.
El Colectivo Desasosiego, formado por Alex Solsona, Carla Coll y Camille Latron, apuesta en su obra por un cambio de lenguaje en el escenario y por un papel más presente del público. Un público al que sabe interpelar de forma directa pero nunca irrespetuosa; y con el que sabe establecer una comunicación original y sumamente dinámica. Hay que seguirle la pista a este tipo de colectivos que arriesgan y aciertan. Que no temen cambiar todas las normas del teatro porque saben que el teatro es precisamente un juego que requiere de constante transformación.
Crítica realizada por Maria Sanmartí