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29.12.2023 Críticas  
Una historia misteriosa que cautiva

La Sala Beckett de Barcelona presenta estos días navideños la obra Napalm al cor; obra basada en el libro de Pol Guasch con dramaturgia de Oriol Puig Grau y dirección de Guillem Sánchez Garcia.

«A veces pienso que estoy anotando el futuro. Me digo que, ante la incomprensión, que queden las palabras. Alguien, quizá, las podrá entender», dice en la novela el protagonista de esta historia. Y, en efecto, Napalm al cor tiene alguna cosa de ejercicio de comprensión íntima de un pasado extremo y traumático, y de cartografía sentimental de un presente convulso a la búsqueda de alguna forma de liberación.

Situada en una geografía ambigua, Napalm al cor pone en danza la vida de un chico que ha crecido en una zona militarizada, marcado por unas condiciones de vida precarias, por la intolerancia del entorno hacia su deseo con Boris, con quien mantiene un vinculo feroz, y por unas familias tocadas por el desarraigo. La falta de perspectivas lo domina todo, pero aún mantiene la posibilidad de dejarse deslumbrar y hasta someterse, de aferrarse a la militancia y a la tentación de la violencia, y de seguir hablando una lengua que se deshace: la suya. La única alternativa es huir de esta tierra yerma.

Napalm al cor es la versión teatral de la novela de Pol Guasch, Premio Anagrama 2021, adaptada por el dramaturgo Oriol Puig Grau y que supone, a su vez, el debut profesional del joven director Guillem Sánchez Garcia. Una producción de la Sala Beckett, Magrana Escena y Raül Perales.

La producción teatral maneja de forma espléndida las poesía de las palabras de Pol Guash. Bellas, concretas y evocativas hacen que la versión de la dramaturgia adaptada por Oriol Puig Grau se convierta en hipnótica en la escena. La adaptación de Puig Grau pone al respetable en el foco del huracán para hacerle sentir protagonista. Un acierto crear una obra que no presenta a un protagonista sino que sitúa a esta figura en el propio espectador, convirtiendo toda la presentación del relato en una gran reconstrucción que se le entrega por parte de los cuatro intérpretes para que la viva en primera persona. La dramaturgia, fiel al libro en lo que a temas se refiere, juega con la ambigüedad completa de una novela que consigue crear una experiencia en la recepción lo más similar posible que la que vive el lector de la misma.

Los cuatro intérpretes que disfrutamos en escena (Roser Batalla, Joel Cojal, Marc Domingo y Montse Morillo) ponen su voz y cuerpo al servicio de un texto misterioso y gentil que nos hace pensar sobre cuestiones rabiosamente candentes: el discurso amoroso, el relato de la violencia, el arraigo y relación con la tierra, la construcción de una identidad política y sexual…

Mención a parte merece la escenografía creada por Judit Colomer Mascaró. Una escenografía que, poco a poco, y de la mano de los mismos intérpretes, muta para transformarse en un espacio escénico transformador que no tiene nada que ver con sus inicios. En conjunción con la perfecta iluminación de Sylvia Kuchinow, la escena se convierte en un mundo idílico y extraño que nos atrae y nos envuelve para querer saber más.

Napalm al cor es una obra distinta a las que estamos acostumbrados a disfrutar. Notoriamente más poética, más atrayente y con un ritmo más pausado (aunque en ocasiones letárgico) que hace que, poco a poco, nos vayamos introduciendo en una historia misteriosa que nos cautiva profundamente.

Crítica realizada por Norman Marsà

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