Alberto San Juan trae Autorretrato de un joven capitalista español a las tablas del Teatro del Barrio de Madrid. El actor interpreta una obra que ha escrito y dirigido él mismo, habla de su vida para hablar de la vida en nuestro país, desde el año de su nacimiento, 1968, hasta hoy.
Estamos frente a una nueva oportunidad de disfrutar de Autorretrato de un joven capitalista español, una de esas pequeñas historias que merecen un gran escenario, en el céntrico Teatro del Barrio, lugar que, en esta ocasión, recupera un exitoso monólogo que no pierde vigencia con el paso de los años.
El teatro no debe servir únicamente para entretener y facilitar la evasión de la rutina, también debe ofrecer la posibilidad de reflexionar y tomar conciencia sobre lo que nos rodea. Y esta, sin ninguna duda, es la intención de Alberto San Juan que no puede permanecer impasible ante el avance de este régimen que se basa en el continuo desarrollo de la propiedad privada. Qué necesario y maravilloso es ese teatro que, además de divertir, supone una herramienta dinámica y de participación que fomenta la reflexión y el espíritu crítico. Utilizando su propia historia como espejo de la sociedad que nos rodea, se consigue crear un espacio de alternativas frente a este sistema que provoca altos niveles de desigualdad y una distribución de la riqueza completamente desproporcionada. Los pensamientos sobrevuelan nuestras cabezas, nos estremecen y nos pertuban pero, sobre todo, nos aborchornan. Porque en un espectáculo como este cabe el inmenso talento y el compromiso social y político de San Juan.
El actor se desnuda ante perfectos desconocidos y desconocidas con este texto crítico pero cargado de humor que da como resultado una propuesta sobresaliente en su contenido y en su forma. Alberto San Juan, dota de vida a este montaje con su habilidad y solvencia natural. Su energía –entre otras cosas- inunda el escenario y mantiene un interés que no decae en ningún momento. Domina perfectamente el espacio, sabe mantener nuestra atención con cada movimiento que realiza y es admirable su enorme frescura y su idoneidad para comunicar y conectar con los espectadores y espectadoras. Además, me apetece destacar también su capacidad de improvisación, desplegando su imaginación e ingenio, para salir airoso de cualquier contratiempo.
La puesta en escena es sencilla y sobria, una escenografía funcional y acertada consistente en una mesa y una silla y una guitarra que utiliza en determinados momentos. Todo esto se sustenta también con una acertada iluminación, a cargo de Raúl Baena, que tamiza este monólogo durante los ochenta minutos que tiene de duración.
En definitiva, Autorretrato de un joven capitalista español es una obra para disfrutar, aprender y reflexionar. Pero también para deleitarse con el enorme trabajo interpretativo que realiza Alberto San Juan.
Crítica realizada por Patricia Moreno
