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11.12.2023 Críticas  
Gandalf, Cruyff y el señor del viento y el metal

El señor de los anillos es una de las grandes sagas cinematográficas del siglo XXI, y periodicamente vuelve a nuestros escenarios para recordar su banda sonora en conciertos y proyecciones. Pero mucho antes que película, antes de Peter Jackson e incluso de Ralph Bakshi, fue la novela de J.R.R. Tolkien la que inspiró al compositor holandés Johan De Meij una sinfonía que se ha presentado en el Auditori de Barcelona.

El programa del 3 de diciembre de la Banda Municipal de Barcelona, dirigida para la ocasión por el holandés Björn Bus, se dedicó íntegramente a su compatriota De Meij. En la primera mitad del concierto, trabajos más recientes como su Obertura «Continental» (1997) y el homenaje a Johan Cruyff «Un momento dado» (2020), y en la segunda su sinfonía «El señor de los anillos» (1988), que abrió camino a su producción inspirada en obras literarias (como «El viento en los sauces» de 2002 o su «Regreso a la Tierra Media» de 2019).

La BMB, que año tras año suena mejor, estuvo particularmente conjuntada en este recital dedicado a un compositor que tanto ha trabajado para bandas de todo el mundo, escribiendo y arreglando piezas para metales y vientos. No en vano De Meij, además de compositor y director de orquesta, es trombonista y bombardinista: sabe bien para lo que escribe, lo que lo ha convertido en uno de los más destacados autores contemporáneos de música de viento.

Para quien no conozca el calibre de Johan De Meij, la obertura «Continental» fue toda una prueba de fuego: grandiosa, vibrante y generosa, en la mejor tradición de Elgar, Holst y Williams, prometiendo espacios abiertos y ciudades bulliciosas. Un detonante y un torrente de posibilidades expresivas.

Tras esa pieza inicial, entró en la sala el quinteto Calefax Reed, procedente también de los Países Bajos, para ejercer de solistas junto a la Banda en el estreno nacional del concerto grosso «Un momento dado». Un homenaje póstumo a Johan Cruyff, «El Flaco», «El Tulipán de Oro», lleno de originalidad y alternancias entre bellas estampas pastorales y momentos ágiles y rítmicos. El programa de mano sugería no buscar demasiadas similitudes entre homenaje y homenajeado… pero no pudimos evitar notar unas cuantas: el salto de genialidades individuales de los solistas al juego de equipo, evocación instrumental del paso del tiempo (ese «momento dado» de Cruyff que aquí era algo más que una coletilla) e incluso un súbito silencio y ralentí que nos transporta a la insuficiencia coronaria de Johan en 1991 y a su posterior replanteamiento vital. Con algunos pasajes verdaderamente complejos para los instrumentistas de viento y ciertos diálogos Calefax/BMB de lo más inspirado, este concierto grosso fue sin duda una grata sorpresa.

Tras el intermedio, le tocó a los cinco movimientos de la sinfonía «El señor de los anillos»: «Gandalf. El mago» sonó místico y lleno de poder, pero De Meij no se contenta con ello y también nos muestra musicalmente al Istari cabalgando por la Tierra Media sobre su corcel Sombragrís. «Lothlorien. El bosque de los elfos» no se remitió a una expresión manida de los personajes, sino que se centró en las profundidades nemorosas, antiguas y de tradición casi indígena, para finalmente revelarnos la magnificencia del reino élfico e incluso plantear con ecos las visiones del espejo de Galadriel. Los dos movimientos siguientes, «Gollum. Smeagol» y «Viaje a la oscuridad: Las minas de Moria/El Puente de Khazad-Dûm), revelaron una curiosa simetría en la que casi podrían intercambiarse, en ambos caso transportándonos a cavernas oscuras, húmedas o vastas, y a los secretos que se esconden en su interior. Y para finalizar, «Hobbits» no solo nos llevó a la tradición familiar y escondida de la gente pequeña, sino también a sus grandes fiestas, a su pasión por la vida y, de nuevo, a las visitas de Gandalf.

Un magnífico concierto, lleno de grandes hitos, dedicado a una figura extraordinaria y contemporánea a la que no se solía dar el espacio que merece en nuestros auditorios, pero eso está cambiando: hace poco la BMB tocó su «Extreme Makeover» en el Palau de la Música y sus «Ecos de San Marcos» en la Sagrada Familia. Y el próximo mayo nos espera la visita al Auditori del propio Johan De Meij y el estreno mundial de sus «Libros olvidados», a partir de la obra de Carlos Ruiz Zafón, y el estreno nacional de «El pájaro pintado», sobre la novela de Jerzy Kosinski. Un compositor nunca llega tarde, Frodo Bolsón; ni pronto…

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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