El Teatre La Biblioteca, en pleno centro de Barcelona, nos trae la vida de una familia napolitana con Filumena Marturano, en una adaptación que La Perla 29 hace del texto de Eduardo de Filippo. Drama, comedia y asuntos de familia ocupan el escenario con un elenco magistral.
Filumena Marturano, (Clara Segura) es una mujer de dura infancia y juventud. Cuando conoce a Domenico Soriano (Enrico Ianniello), emprenden un camino juntos, y la vida de Filumena cambia por completo. Cambia su estatus, sus necesidades y su forma de moverse por el mundo. Sin embargo, “Domí” el hombre de la casa, la valora poco y nunca hace el paso de casarse, ignorando el interés que ella tiene por hacerlo. Filumena solo encuentra un camino para conseguir aquello que desea: fingir su muerte. En este lecho de muerte, Domenico Soriano accede al matrimonio, siendo este el conflicto sobre el cual gira toda la obra cuando la farsa de Filumena sale a la luz.
Eduardo de Filippo, autor de la obra, creó sus personajes con mucho detalle, dotándoles de una personalidad única. Filumena Marturano es una obra de alto calibre, donde cada interpretación sabe tomar el lugar que le toca y todos los personajes tienen un rol importante.
Las producciones de La Perla 29 se caracterizan por una interpretación siempre cuidada y que parte de la verdad. Enrico Ianniello, representando a Domenico Soriano, borda un papel complejo que oscila por muchas emociones en las más de dos horas que dura la función. Lo que más destaca de Ianniello es su intensidad y la incorporación (in – corporis) del personaje en su cuerpo, adquiriendo pequeños gestos y expresiones que hacen de Domenico, alguien inolvidable. En esta ocasión, además, destaca también su gran dominio del habla, con unos diálogos que combinan catalán, castellano, italiano y napolitano.
La apuesta del director Oriol Broggi por respetar el idioma del autor de la obra –Eduardo de Filippo– y así favorecer una inmersión total a Nápoles, podría ser un problema para el público si no fuera por la perfección que tienen los intérpretes al combinar los distintos idiomas incluso en una misma frase. Ianniello es el claro ejemplo de esta perfección, haciendo que el público se mantenga atento a sus palabras y las comprenda en todo momento, independientemente del idioma en el que las diga.
En el otro rol protagónico, interpretando a la mujer llena de integridad que nos cuenta su historia, encontramos a Clara Segura. Ella es tal vez la mujer más referente en la escena catalana y por consecuente, es la actriz ideal para este personaje lleno de intensidad y fortaleza. Su mera presencia, con una mirada profunda, un gesto sutil pero sincero y una dicción perfecta, nos transporta al Universo de Filumena desde el minuto uno y hasta el final de la función.
La complicidad entre ambos los actores es notoria, pero no sorprende, pues nada menos se podía esperar de dos intérpretes con tanta trayectoria y profesionalidad.
Junto a ellos, encontramos a Marissa Josa y Jordi Coromina, quienes desde un lugar más relegado pero importante, saben ponerse en la piel de Rosalía y Alfred. El elenco se completa con Xavier Ruano, Josep Sobrevals, Jordi Llovet, Lluís Oliver, Montse Vellvehí y Carla Vilaró. Todos ellos interpretan a personajes dotados de una personalidad muy particular y se complementan mutuamente con un adecuado encaje de movimientos, gestos y diálogos.
Filumena Marturano es una obra frenética en la que no podemos despegar los ojos de lo que está ocurriendo en el escenario. Un escenario que, por cierto, logra a la perfección trasportarnos a Nápoles. La disposición es amplia y esto facilita que la totalidad del elenco se mueva por el espacio con total libertad. Todo está cuidado al detalle, desde las entradas y salidas que sorprenden, hasta los azulejos, tan propios de la ciudad condal y que sin embargo logran enviarnos de Barcelona a Nápoles sin siquiera preguntarnos cómo. La transición entre escenas es también envolvente. El público nunca deja de ver y de mirar, y los personajes nunca dejan de actuar, incluso en los cambios.
Filumena Marturano es una propuesta envolvente que nos lleva a vidas llenas de intensidad, poniendo el foco en el amor, la convivencia, el sufrimiento y la fortaleza –especialmente de las mujeres-. La obra se mantiene con un tono álgido de principio a fin, sabiendo combinar el humor con el drama y generando en el público grandes risas como desvergonzadas lágrimas.
Crítica realizada por Maria Sanmartí