La producción que es arteria del mundo del musical, como es El fantasma de la ópera, se instala en el Teatro Albéniz de Madrid, en el corazón de la ciudad del musical en España. Así, la historia que Andrew Lloyd Webber musicalizó para teatro y que se estrenó en el West End londinense en el 1986 ahora se puede disfrutar en nuestro país hasta febrero del 2024.
Poco se puede contar sobre el libreto, basado en la novela homónima de Gaston Leroux, que no se sepa ya. El musical más longevo de Broadway, que cuenta la historia de Erick, y que originalmente se dio a conocer en papel, pero que ha visitado teatros, cines y televisión, sigue atrayendo a millones de personas por todo el mundo y, en el caso del musical, llenando teatros como el Albéniz.
Como primer musical que vi en Broadway, hace unos años ya, uno siempre tiene esa cosa por dentro de que un montaje adaptado no esté totalmente a la altura. Ya sé que está mal comparar. Pero, desgraciadamente, a veces lo hacemos. En este caso, hay que decir que esforzándome por evitar la comparación y porque de forma individual el montaje lo merece, El fantasma de la ópera que dirige Federico Bellone brinda una oportunidad excepcional para el público que no puede ir a Londres o a Nueva York de ver al fantasma aquí, en su idioma y con la calidad vocal que el título merece.
La escenografía del propio Bellone junto a Clara Abbruzzesse explota las posibilidades del escenario del Albéniz, siendo que no es un escenario enorme, lo que limita las posibilidades para recrear las escenas tanto del escenario de la Ópera de París como los sótanos del mismo. La forma de resolverlo lo convierte en un excelente montaje que, además de encajar perfectamente los espacios, le da un toque de modernidad (por ejemplo, el telón y las bambalinas giratorios o la escena de la caída de la lámpara de araña). Además, el camino de la parte superior de la Ópera a la parte laberíntica inferior, donde vive el fantasma, también se ha diseñado de forma muy orgánica para que fluya de forma casi natural.
El diseño de sonido, que es otro de los platos importantes de esta obra, está muy bien conseguido. Aunque bien es verdad que Roc Mateu, quien ha estado al cargo del mismo y ha conseguido que números como el de Carnaval suenen espectacularmente bien, pero a mi juicio sí se necesitaría una mejora en los números corales donde se mezclan voces y temas diferentes, porque ahí la calidad del sonido no es clara. Pero, en general, la instrumentación de la orquesta (aunque pequeña) y la potencia de las voces dan como resultado una factura muy digna del título que se representa.
El elenco de la función a la que yo asistí era el alternante, por lo que Manu Pilas interpretaba al fantasma y Judith Tobella a Christine. Admito que me hubiera gustado mucho haber visto la función con Gerónimo Rauch y Talía del Val. Pero, me alegro mucho de haber podido disfrutar de Pilas y Tobella, porque hacen un trabajo excelente y su calidad vocal es impresionante. Tobella ejecuta sus partes de coloratura de forma exquisita, arrancando aplausos espontáneos de la platea. Y, aunque la música es quizá la parte que, a priori, más llama la atención, la interpretación, en especial de Pilas, es un trabajo magnífico también a destacar.
El resto del elenco también realiza una labor espléndida. La complicidad de Enrique del Portal y Omar Calicchio como Monsieur Andre y Monsieur Firmin, la siempre reconfortante presencia junto a la preciosa voz de Guido Balzaretti en el papel del Conde Raoul de Chagny o Marta Pineda y Francisco Ortiz como Carlotta y Piangi, que conjugan las voces operísticas con los momentos cómicos de la función. Además, el vestuario (de Chiara Donato) es un lujo, acorde totalmente a esta producción.
Después de casi 20 años de haber visto El fantasma de la ópera en Broadway, me reencuentro con Erick en Madrid. Le tenía ganas. Y aunque el musical no es mi género favorito de teatro, tengo que admitir que salí flotando del Teatro Albéniz, satisfecha de haber podido estar y orgullosa de que hoy hayan artistas en nuestro país que defiendan el género así. Mi más sincera enhorabuena por el montaje a toda la compañía.
Crítica realizada por Diana Limones