La clausura del In-Edit festival se celebró por todo lo alto en la sala 5 de los cines Mooby de Barcelona el pasado 5 de noviembre. Una clausura llena de ilusión al dar paso a la entrega de premios a los mejores documentales que hemos tenido la oportunidad de ver desde el pasado 26 de octubre. Un punto y final que culminó con el documental de Little Richard: I am Everything.
Ya son 11 días los vividos en este festival de cine documental musical que nos ha hecho vibrar desde el primer día con el estreno de Una Ambición Desmedida hasta el final con Little Richard: I am Everything, el que cambió la historia de la música para siempre.
La gala de clausura comenzó con la entrega de premios a los mejores documentales entre los que estuvieron Peter Doherty: Stranger In My Own Skin, un documental que pone los pelos de punta con su historia y su lucha entre adicciones. También fue premiado Revolutionary Quartet: L’enigma Gerhard, la historia de uno de los compositores más relevantes y misteriosos del siglo XX con parte de su obra a ser descubierta.
Entre aplausos, emotivas palabras y emoción comenzó el documental que todo el mundo estaba esperando en la pantalla de los cines Mooby. Puedes saber mucho o poco sobre esta gran estrella del Rock&Roll, pero lo que es seguro es que esa noche muchas personas llegaron a darle a Little Richard su más preciado tesoro: el merecido reconocimiento.
Little Richard nació en 1932 en Macon, Georgia, una América en plena segregación por no hablar del gran tabú del sexo por ni hablar de la homosexualidad. Little Richard lo rompió todo y obviamente tuvo consecuencias. Su padre era pastor, por lo que nuestro protagonista no solo sufrió por sus deformidades de nacimiento, sino que su padre le echó de casa desde temprana edad por su maquillaje y sus vestuarios demasiado femeninos para la época.
Como os podéis imaginar Richard estuvo muy influenciado por el gospel y pronto se empezó a codear por distintos lugares donde empaparse de ritmos jazz, blues y gospel o donde se entre mezclara todo a la vez. Las personas de su alrededor captaron su talento rápidamente y su nombre se empezó a escuchar por todos lados hasta ser digno de nuevo de regresar a su casa familiar.
En un mundo donde la entrada a los locales estaba dividida entre blancos y negros o bien había conciertos para blancos y para negros, Little Richard llegó a estar en prisión en un par de ocasiones por el hecho de equivocarse de entrada. Fue un artista que lo vivió todo. Era un artista que se expresaba sin tapujos, que hablaba de sexo y no le importaba hasta decir que había estado en orgías.
Sus letras no eran para menos así que para poder sacar el conocido Tutti Frutti hubo que maquillar la letra para que pudiera sonar en la radio tal y como la conocemos hoy, pues hablar del culo de alguien no iba a ser bien acogido.
Consiguió su contrato discográfico y fue una gran influencia para la escena, a tal nivel que artistas como Elvis Presley ganaron más dinero con sus canciones que el propio Little Richard. El documental nos muestra cómo había una obsesión por convertir artistas blancos en la versión de lo que la música negra expresaba, pues la juventud, de forma natural, estaba rompiendo la segregación. Los blancos iban a fiestas de negros o simplemente salían de su espacio separado para poder bailar todos juntos movidos por la música.
Para muchos Little Richard no solo fue el romper con la segregación racial sino un inicio para la comunidad LGTBI como la conocemos hoy en día. Sus estilismo atrevidos, su manera de moverse, su forma de hablar y el reconocimiento público de su homosexualidad.
Pudimos verle en los inicios de The Beatles y los Rolling Stones. Vimos los carteles donde ellos solo eran sus teloneros inexpertos que aprendían de sus increíbles gritos y agudos de escándalo. Escuchamos los testimonios que nos hablaron de la carrera de David Bowie y su búsqueda de sonido a lo Little Richard con esos vestuarios tan ajustados y provocativos. Sin dejarse a Prince y su similar estética.
Little Richard no solo marcó la música, fue una figura liberadora para millones de personas. Sin embargo ciertos acontecimientos en su vida le llevaron a moverse entre la estrella del Rock&Roll que era y su parte más religiosa en la que renegaba de su música y de su homosexualidad. Años de carrera cruzando esa línea hasta encontrar un punto en el que fusionar ambas.
Si bien su historia es triste por su lucha interna de identidad y su reconocimiento vemos en este documental que su historia ha sido contada entre testimonios e imágenes de archivo. Entre los asistentes quedó claro que el rey de Rock&Roll es Little Richard.
Ha sido impresionante ver la diversidad de público de cada documental, las estéticas, los acentos, las conversaciones… un público cambiante, un In-Edit festival que ha congregado a miles de personas y que ha disfrutado cada minuto de cada film. Nos queda un año para su 22 edición así que estamos deseando ver qué nos preparan los talentos para el año que viene.
Crónica realizada por Nina Delgado