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06.10.2023 Críticas  
Un musical de época

La historia de la joven modista Sira Quiroga llega a Barcelona gracias al musical de El Tiempo Entre Costuras, de la productora Beon Entertainment, que estará en cartelera en el Teatre Apolo hasta el 5 de noviembre.

Este musical es producido por Darío Regattieri, con la producción artística de Iván Macías y la dirección de Federico Barrios Fierro (quien además es el coreógrafo de la obra). El musical está basado en la novela homónima de María Dueñas, que nos transporta a la realidad de una España llena de tensión que acaba sumiéndose en la Guerra Civil. Un contexto complicado donde una chica se ve envuelta en una realidad lejos de la que imaginaba y donde la supervivencia se convierte en el pan de cada día.

El Tiempo Entre Costuras es, sin duda, una historia que ha llegado al público gracias primero a la profundidad con la que María Dueñas creó los personajes y nos permitió adentrarnos en sus vidas. Más adelante, con la serie de televisión, dirigida por Iñaki Mercero, Iñaki Peñafiel y Norberto López, que presentó la historia de Sira Quiroga a más público a través de las pantallas del hogar, con Adriana Ugarte en el rol protagónico. Ahora, la novela da un paso más y sigue encontrando formas de conmover al público, en este caso subiendo al escenario y compartiendo, en directo, esta historia llena de complejidad y dramatismo. La obra musical ya estuvo en escena antes de pandemia y ahora retoma los escenarios en una gira que pasará por gran parte de las grandes ciudades de España. El Tiempo Entre Costuras es un musical a gran escala, con un amplio elenco, con un vestuario cuidado y detallista y con una escenografía de gran valor.

Alba Cuartero interpreta a Sira. Su voz melódica da una dulzura especial a esta protagonista marcada por la guerra y la necesidad de sobrevivir a través de la astucia y la valentía. Cuartero aporta una presencia fresca a Sira, gracias a su agilidad en escena y su capacidad para emocionarse y emocionar.

A su lado, un elenco de más de 15 artistas llena el escenario de voz, baile e interpretación. Es fácil poner especial atención a Noemí Mazoy en el papel de Dolores Quiroga, madre de Sira, quien al principio pasa más desapercibida con una actuación que tiene menos importancia pero que va tomando más espacios hasta llegar a uno de los puntos álgidos de la función: su llegada a Tetuán. La escena donde Dolores explica a Sira el horror de la guerra, es sin duda, una de las escenas con más fuerza. Noemí Mazoy ofrece una narración desde la verdad, donde transmite un testimonio que consigue emocionar al público.

Por su lado, Teresa Alba, en el papel de Candelaria, da unas notas de cercanía y humor a la obra. Si bien es cierto que algunos gestos tal vez se exceden, en general, Alba ofrece una interpretación fresca que acerca al público al relato. En un papel más discreto pero presente gran parte de la obra, vemos a Jamila, interpretada por Patricia Carlos de Vergara. El rol más callado de Jamila y su presencia más secundaria no opacan a Patricia Carlos de Vergara, quien a pesar de llevar un vestuario que llama menos la atención y a pesar de tener un papel más sencillo, sabe hacer que el público se fije continuamente en ella gracias a su rostro tan expresivo y su notable presencia en el escenario. En cuanto a las figuras masculinas, tiene especial importancia Marcus Logan, interpretado por el catalán Jan Forrellat, quien da serenidad y presencia a éste corresponsal de guerra que cada vez se va acercando más y más a la vida de la protagonista. La química del dueto Forrellat – Cuartero va in crescendo hasta llegar al clímax en su escena final donde llenan el escenario con fuerza.

El Tiempo Entre Costuras combina bien la interpretación con el canto y los momentos de baile –éste más discreto-. Se nota el trabajo de los artistas quienes –en su mayoría- interpretan varios papeles, tanto protagónicos como secundarios o elenco de baile y figurantes. También destaca el trabajo vocal de los artistas, especialmente de Cuartero y Mazoy.

La obra dura casi 3 horas, y si bien es un espectáculo largo, la duración es necesaria para ser fiel al máximo a la novela de María Dueñas y poder dar espacio a los distintos momentos que transcurren en la historia de Sira Quiroga.

El cambio de ubicaciones, tan constante en la novela, es muy acertado gracias a la estructura de la escenografía, pensada por Ricardo S. Cuerda, considerado uno de los mejores escenógrafos del continente. Una escenografía a gran escala y con mecanismos que facilitan los cambios y permiten que, en cuestión de segundos, pasemos de Madrid a Tetuán y de Tetuán a Lisboa. Además, el atrezzo y el mobiliario de época están bien acertados y su polivalencia les permite estar tanto en un salón de alta costura como en un comedor de una pensión o también en un salón de grandes eventos. La iluminación (a cargo de Felipe Ramos) es más bien tenue, aunque esto parece correcto al tratarse de una historia donde tienen cabida especialmente las escenas dramáticas.

En definitiva, El Tiempo Entre Costuras puede ser una buena elección para aquellos que quieren seguir conectados a la historia de Sira Quiroga y quienes se emocionaron o bien con la novela o bien con la serie –o con ambas- y desean conocer su relato desde otra disciplina artística, viviéndola en directo y transportándose a la realidad social de finales de los años 30 gracias a este gran musical.

Crítica realizada por Maria Sanmartí

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