El Teatro Marquina de Madrid nos invita a descubrir Forever Van Gogh, una obra inmersiva, creada por el dramaturgo Ignasi Vidal y producida por Dario Regattieri, que recorre la vida del pintor neerlandés a través de su arte.
Forever Van Gogh nos promete un viaje a la locura del genio incomprendido por sus contemporáneos. El arte, la música, la danza, el teatro y la inteligencia artificial protagonizan el escenario y se unen para ofrecer al público una experiencia emocional única.
La obra teatral se origina en la correspondencia entre Vincent y Theo Van Gogh que tuvo lugar entre 1872 y 1890, años en los que intercambiaron más de 700 cartas. Por tanto, la voluntad del creador Ignasi Vidal era contar la historia de Van Gogh a través de los ojos del pintor y de sus pensamientos más profundos. Estas cartas cobran vida en el escenario y son la esencia misma del espectáculo.
Forever Van Gogh se centra en los diez últimos años del artista. Sin embargo, relata también ciertos pasajes de su vida que le llevaron a esta depresión, a este destino del que no podía escapar. El rechazo de su madre, la dificultad de encontrar su lugar en un mundo que no comprendía, la falta de reconocimiento y de amor, son numerosas razones que explican el trágico giro de su vida.
Al mismo tiempo, la obra evoca la reciente aparición y valoración por más de 15 millones de euros de su cuadro Campesina frente a una choza. El paralelismo aterrador está sutilmente trazado y refuerza este sentimiento de frustración vivido por el pintor después de haber pasado toda su vida en busca de reconocimiento por su arte; reconocimiento que llego décadas más tarde.
Los 13 intérpretes Cisco Lara, Felipe Ansola, Tomy Álvarez, Paco Morales, Vicky Condomi Alcorta, Tamar Vela, Noelia Venza, Inés Valderas, Andoni Larrabeti, Joaquín Fernández, Mario Glez, Victor Ramos y Simón García se apoderan del escenario y ofrecen una actuación potente y apasionada, a veces casi violenta. Las coreografías de Chevi Muraday acentúan esa angustia feroz y aporta mucha tensión a la obra. La música para violín compuesta por Ara Malikian e interpretada en directo por Simón García acompaña esa tensión y la sublima. Los diálogos y gritos son intensos, impregnados de la desesperación y de la frustración del protagonista. Todos los elementos creativos se suceden con mucha fluidez y contribuyen a la oleada de locura.
Sin duda, los protagonistas de esta obra son la fraternidad y el amor incondicional que unen a los dos hermanos. Las intensas y poderosas interpretaciones de Cisco Lara (Vincent) y Felipe Ansola (Theo) expresan toda la amplitud y la belleza de esta relación fraternal. Su hermano, que nunca le abandonó y gracias al cual sus obras son hoy en día mundialmente reconocidas, juega un papel imprescindible en la obra.
El extenso arte del pintor también es protagonista del espectáculo. Los cuadros aparecen y desaparecen de las paredes, envolviéndonos en la mente de Van Gogh. Ellos acompañan y narran los diferentes momentos de la vida del pintor y de su reflejo en su etapa creativa. Desde sus comienzos en La Haya, donde pinto obras cargadas de crítica social, pasando por Arles donde dio paso a una forma de pintar más sintética y colorida hasta Auvers-sur-Oise, lugar en el que pinto numerosos retratos al final de su vida. El uso de la inteligencia artificial a favor del arte es efectivo y sensorial. El público se siente más cautivado por la historia, por lo que contribuye al enriquecimiento de la obra.
Esta obra biográfica no nos cuenta más sobre la vida del artista ni sobre su obra. En cambio, sí pone de relieve las facetas más íntimas de la vida del pintor, permitiéndonos conocer sus aspiraciones, sus frustraciones y sus sentimientos ante su soledad. Nos adentramos en lo más profundo de sus pensamientos y hasta llegamos a sentir su destreza. Naturalmente, la interpretación de Cisco Lara como Vincent tiene que ver con ello, es majestuosa, justa y conmovedora y por momento, sospechamos lágrimas en sus ojos.
En definitiva, Forever Van Gogh cumple con su promesa y nos ofrece un viaje intimo en el que descubrimos las facetas del hombre detrás del genio artístico. Es una propuesta innovadora y curiosa que nos permite entender mejor su arte. La fusión entre el teatro, la danza y la música es acertadamente ejecutada. Las transiciones entre cada etapa de su vida son fluidas y eficientes. Es un espectáculo cautivador y muy emocionante que te deja sin aire y con un nudo en la garganta. Al salir del teatro, solo tienes ganas de conocer más sobre la apasionante historia de Vincent Van Gogh y de su obra magistral.
Crítica realizada por Angélique Travessa