El Teatre Borràs, en pleno centro de Barcelona, da la bienvenida a Els Gossos. Una obra del autor Nelson Valente que nos pone encima del escenario una crisis existencial de una persona que lleva a la deriva a toda una familia.
Ramon, interpretado por Pau Ferran –y en otras funciones por Sandra Monclús como Laia (el personaje cambia de género dependiendo de quién lo interprete)- tiene muchas preguntas, nacidas de una extraña situación vivida en el Metro de Barcelona. Esas preguntas incomodan a todo el que se las hace, especialmente en una familia en la que el conflicto se intenta evitar a toda costa.
Els Gossos hace una perfecta representación de la gestión de conflictos existente en muchas familias, donde los silencios dicen más que las palabras. Estos silencios son muy bien gestionados por los artistas, y, de hecho, en esta obra tan importante son las palabras que se dicen como las que no se pronuncian. La obra combina una buena dosis de texto con una alta dosis de comunicación no verbal. Esta mezcla genera momentos de tensión y humor a partes iguales.
El inicio de la obra es tranquilo y más lineal, hasta que se destapa el conflicto y el frenetismo y la agilidad aparecen en escena, en un escenario (escenografía a cargo de Albert Pascual) que representa a la perfección un comedor y una sala que podrían ser de la casa de cualquiera de nosotros.
Mercè Aranega y Albert Pérez dan vida a Alicia y Emilio, quienes llevan años juntos con sus conflictos, sus relaciones viciadas y sus manías. Los artistas ponen encima del escenario su naturalidad y su experiencia. En la familia, todo sucede como siempre hasta que Ramon –Pau Ferran- expone aquello que le inquieta. Un conflicto que destapa la posibilidad de hablarse desde la verdad –aunque sea cruda- y que representa la necesidad de plantearse si la vida que tenemos es la vida que elegimos y deseamos realmente. Como pareja de Ramon/Laia, sube a escena Joan Negrié, interpretando a un hombre acostumbrado a una vida sin cuestionamientos. Una actitud que se ve afectada a lo largo de la función y que exige un replanteamiento a su personaje.
Precisamente cabe destacar la fuerza escénica de Negrié y también la de Pérez. Ambos llenan el espacio llegando a la intensidad requerida por las crisis de sus personajes. Los actores ponen encima de la mesa un tema importantísimo y necesario: la expresión de las emociones y la capacidad de gestionarlas desde la serenidad.
La producción, de la Sala Trono y del Grec Festival Barcelona de 2020, nos propone empatizar con las preguntas que cualquiera de nosotros se ha hecho en algún momento de la vida. Els Gossos es una obra ágil, divertida y emocionante al mismo tiempo. Una oportunidad para plantearnos aquello importante que tantas veces se esconde tras el silencio incómodo o las conversaciones banales.
Crítica realizada por Maria Sanmartí