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18.09.2023 Críticas  
No busquéis a Ricardo, está aquí

Apenas un mes después del último montaje de Ricardo III en Barcelona (Parking Shakespeare) llega a La Villarroel, producido por Grec Festival y Temporada Alta, un monólogo sobre una compañía que intenta estrenar la obra del ambicioso Duque de Gloucester: Història d’un senglar (o alguna cosa de Ricard) de Gabriel Calderón. Solo ante el peligro, el actor Joan Carreras, olisqueando trufas.

Joan Carreras, dirigido por el propio autor del texto (no, William Shakespeare no: Gabriel Calderón), interpreta a un actor que se llama como él y que nos interpela desde las bambalinas de un teatro. Nos cuenta cosas de sí mismo, de Shakespeare y de Ricardo III. De cómo le ha surgido la posibilidad de interpretar al protagonista del drama histórico y los problemas por los que atraviesan en los ensayos. Poco a poco, vamos descubriendo que esta versión de Joan Carreras tiene mucho de Ricardo, con todas sus consecuencias.

La interpelación y la actuación podrían convencernos, y casi lo consiguen. Parece que la obra habla sobre el príncipe contrahecho, de sus métodos y sus motivos, su pulsión casi animal hacia el caos orquestado y la destrucción, su dificultad para el público moderno y su desafío para el actor melindroso, su misantropía y su misoginia. ¡Ah, pero…!

Història d’un senglar es algo más que “alguna cosa de Ricardo”. Es, por ejemplo, una crítica a la mediocridad teatral, tanto en escena como en platea. Con la excusa de la personalidad del personaje-actor, el personaje se despacha a gusto. Y sobretodo, se despacha con las mujeres de Ricardo III. Porque, sí. El monólogo se dedica un buen rato a la relevancia explosiva de ese potente arranque, de ese «NOW» con el que comienza la obra; el primer monólogo de Ricardo. Pero ¿a quién se da voz, a quién Calderón y Carreras dan voz? Sobretodo, es a la Reina Margaret (viuda de Enrique VI), la Duquesa de York (madre de Ricardo), y a Lady Anne Neville; tres mujeres a las que Ricardo III destrozó, de un modo u otro, la vida.

La historia la escriben los vencedores, y de eso hay mucho en la imagen que ha dejado a la posteridad sobre Ricardo III. Esta obra no pretende reivindicar su nombre aunque sí reivindica las otras voces que resuenan en la obra: la de Shakespeare, la de esas resilientes mujeres, y las de los actores que han mantenido viva la palabra del Bardo a través de los siglos. Este Ricardo vive el NOW porque su verso se ha transmitido, traducido e interpretado hasta ahora-tanto como por la calidad de su factura-. Porque sigue resonando en nuestros días como lo hizo en los pasados, aunque esta no sea la Inglaterra Isabelina. Porque la ambición sigue siendo la ambición.

El trabajo que hace Joan Carreras es extraordinario, fingiendo y fingiendo que finge, siendo desagradable y brillante, falso e inteligente, voraz de éxito y de teatro. Lo odias y adoras odiarlo. También de aplauso son la traducción al catalán de Joan Sellent y el trabajo escenográfico de Laura Clos, comprimido y a la vez lleno de sorpresas: las cuerdas de la tramoya dan para mucho.

Història d’un senglar (o alguna cosa de Ricard) es uno de los mejores cantos al teatro que transcurren hoy en día por nuestros escenarios. Quien sabe si ganará todos los premios, saldrá en todas las revistas o si será el orgullo de las familias de los que lo ponen en escena, y de su país. Pero sin duda hará las delicias de todos los que aman la interpretación.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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