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06.09.2023 Críticas  
Reír, sufrir y aprender

La popular presentadora y humorista gaditana, Paz Padilla, pisa con seguridad y humildad el escenario del Teatre Apolo de Barcelona para presentar El humor de mi vida, la versión teatral del libro homónimo que escribió en 2021. Un homenaje a su marido que cuenta su historia de amor y despedida. Un camino lleno de hallazgos, de errores, de pena y de humor, de mucho humor.

Todos conocemos a María de la Paz Padilla (aka Paz Padilla). Quién más quien menos -los que ya tenemos una edad- la conocemos desde sus inicios como cómica en televisión, concretamente cuando el programa No te rías que es peor la catapultó a la fama junto a humoristas míticos como Pedro Reyes o el Señor Barragán. Otros, los más jóvenes, posiblemente la conocen por su incursión como presentadora de televisión o por el personaje de La Chusa en la serie La que se avecina. Y, por último, sus seguidores más fervientes, puede que la hayan disfrutado haciendo teatro en las obras Sofocos o Desatadas o la conozcan por sus libros anteriores; ya que ha escrito tres libros desde 2002. Años de trabajo que casi empezaron por casualidad al acompañar a su cuñado a un casting. Allí su vida y nombre cambió por completo iniciándose en un mundo del que no conocía nada.

Ahora, años más tarde, y con multitud de vivencias superadas, en 2021 Paz Padilla presenta el libro, El humor de mi vida, que más tarde decidirá transformar en una obra teatral donde explicar y transmitir al espectador una mezcla de emociones y sensaciones que hacen que el montaje se haga corto.

La artista, con la ayuda del director Pablo Barrera, cambia el formato de la historia para explicar de una forma sencilla, directa y sin tapujos su experiencia vital acompañando a su marido en el proceso de su enfermedad y su despedida. A lo largo de la función, Padilla nos hablará de cómo conoció a su Antonio, y cómo la vida los llevó por caminos distintos hasta encontrarse de nuevo para acompañarse y quererse hasta que, como dijeron en sus cuatro bodas, la muerte los separe.

El humor de mi vida no es una obra triste. Es una celebración de la vida y eso Padilla sabe hacerlo muy bien. En las 2 horas que dura el montaje, radiante en su playa de Cádiz, y muy bien acompañada a la guitarra, percusiones y voces de Juan Fernández de Valderrama (productor, compositor y componente del grupo Materia Prima), nos habla de su pasado, de su presente y, como no, de su futuro. A lo largo de la actuación, Paz Padilla afronta la muerte de Antonio, el amor de su vida, desde un tono humorístico y desde su trayectoria personal, la cual engloba numerosas anécdotas. La mayoría felices, alguna regulinchi (como ella diría) y otras devastadoras. Pero María de la Paz no sabe hacer otra cosa que dar guerra y aunque, el algún momento de la función las lágrimas aparecen en su rostro (y en el de todos), la risa es su gran aliada para avanzar (y no olvidar). Una tonificante y sanadora obra que reflexiona alrededor de la muerte y la vida y los tabúes que como sociedad tenemos y repetimos una y otra vez.

Juan Fernández de Valderrama acompaña a Paz en su aventura a través de melodías en acústico. Como punto y aparte de los diferentes temas de la historia, las voces de Paz y Juan se juntan en diversas canciones que nos hacen sentir la añoranza, la melancolía y la alegría en los diferentes estadios de su vida. Valderrama nos encandila con su aterciopelada voz mientras nos acuna con su guitarra y las percusiones. Un punto de inflexión entre cuadros que nos hace más cercanas las historias que se cuentan. Junto a él, como su amigo del alma siempre presente, y el bolso de Mary Poppins playero que Paz porta consigo, viajamos por los años de historias vividas por la gaditana y todos sus viajes dentro y fuera de la piel de toro.

La obra no pretende ser una tragedia romántica, sino más bien una historia que sumerja al espectador en un viaje vertiginoso por las emociones donde predomina, por encima de todo, el humor. Una forma de conocer a una Paz Padilla diferente a la cómica gaditana a la que estamos acostumbrados a ver en televisión. El humor de mi vida es una obra que pretende reflexionar, e incluso hablar, de la muerte sin miedo, sin negar su existencia como sociedad y aceptarla con risas y alegría. Dos horas de función donde reímos, sufrimos y aprendemos.

Crítica realizada por Norman Marsà

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