El Gran Circo Acrobático de China despliega todo su encanto sobre el escenario del Teatro EDP Gran Vía de Madrid. Una experiencia mágica llena de sorpresas que narra una emotiva historia representada por más de 30 artistas en escena; muchos de ellos renombrados deportistas y otros procedentes del conocido Cirque du Soleil.
El Gran Circo Acrobático de China ha llegado a la Gran Vía madrileña con su equipaje lleno de éxitos cosechados en todas y cada una de sus actuaciones que han tenido lugar en nuestro país. Y, como no podía ser de otra manera, crítica y público coinciden a la hora de hablar de este fascinante espectáculo que combina danza, acrobacias, malabares y coreografías a ritmo de música oriental.
Esta gran producción logra plasmar el imaginario de la cultura tradicional China a través de un sonido traído particularmente de ese país bajo la decoración típica y los trajes que rememoran al mundo asiático. Todo ello para despertar todos los sentidos del respetable.
Los espectadores y espectadoras acompañan por espacios únicos e inexplorados al protagonista, un joven con espíritu aventurero que conoce a la hermosa hada Fénix que sobrevuela las olas del inmenso mar. Cuando trata de alcanzarla, él cae al océano y se hunde. Ella lo salva y lo invita a volar hasta el cálido sol y hacia el fascinante mundo marino. Una trama que sirve de hilo conductor en la presentación de todos los números circenses bajo un cuidado equilibrio. Con un nivel sobresaliente, se incluyen números de telas, aros, trampolines, equilibrio sobre manos… de principio a fin; como no, con un destacable ingenio de clown chino que realiza un asombroso número de malabares con cuencos. Un espectáculo magnífico, impecable en ejecución, estética y exposición.
La propuesta es, en síntesis, una verdadera maravilla tanto desde el punto de vista circense como del verdadero abanico de medios desplegados en su apoyo: vestuario, luz, sonido… Un circo resuelto en un escenario teatral que en determinadas ocasiones se queda pequeño, y es que un poco de espacio facilitaría las cosas y aportaría mayor suavidad en el tránsito de un número al siguiente.
Al acudir a un espectáculo de estas características solemos centrar nuestra atención en la ejecución de los artistas. Sin embargo, otros elementos importantes de la puesta en escena colaboran de manera activa en la narración: la iluminación es uno de esos elementos capaces de aportar valor a la historia, de destacar cada movimiento que tiene lugar sobre el escenario, subrayar un acontecimiento y, por tanto, crear un clima propicio para el desarrollo de El Gran Circo Acrobático de China. Definitivamente, la iluminación del espectáculo es algo a destacar.
Y hasta aquí, puedo leer. Lo demás hay que verlo in situ porque no quiero (debo) privar al público de ir descubriendo paso a paso y junto con los artistas la verdadera magia de El Gran Circo Acrobático de China. Un verdadero viaje a través del escenario para conocer sus lugares, rostros, telas y sonidos tan característicos.
¡Ah! Como extra, os recomiendo que os situéis en las primeras filas para poder disfrutar de cada número con una vista privilegiada y, quizá, poder participar activamente en el espectáculo.
Crítica realizada por Patricia Moreno