La Sala Beckett de Barcelona presenta, dentro de la programación del Grec Festival Barcelona, la obra En mitad de tanto fuego de Alberto Conejero. Una historia llena de belleza y palabra que Rubén de Eguía transmite al público mientras lo mira fijamente a los ojos.
Deseo, guerra, deserción, poder, violencia, patria… Alberto Conejero comparte con el público la belleza, el misterio y la oscuridad de un poema épico a través del cual dialoga con la condición humana y enlaza épocas diversas. Combina voces del pasado y del presente. Lo hace a partir del personaje de Patroclo (interpretado por Rubén de Eguía), compañero de armas de Aquiles. Un montaje a partir de La Ilíada de Homero y otros textos, que nos acerca a una obra fundamental de la literatura clásica griega.
Alberto Conejero nos presenta a Patroclo, un hombre menospreciado por su padre que es vendido como esclavo y que, por ese devenir, conocerá a Aquiles quien se convertirá en su amigo y, más adelante, en su amante. Mezclado con sus historias de sangre, lucha y supervivencia, el público atiende a un afer romántico y sexual al cual Patroclo está totalmente entregado y confiado. El nunca ha sido un luchador, nunca ha odiado a nadie como para matarlo pero, como bien dice, admite que mata por amor. Algo que, para proteger a su amado, hará robándole la armadura para tratar de matar a Héctor, soldado de Troya, con intención de salvaguardar a su amado.
La obra que nos presenta Conejero es tensa, dura y, en ocasiones, devastadora. Desde su inicio, el texto nos sobrecoge y nos agarra hasta llevarnos en los momentos más complejos del personaje, donde contando su historia sufrimos bajo el manto de sus lágrimas y una narrativa concreta que pinta en nuestra mente una escena llena de belleza y horror. Un texto que nos mantiene en vilo mientras Eguía nos hipnotiza para que no podamos dejar de mirarle a los ojos mientras revive un horror tras otro. La historia de amor entre un simple mortal y un semi-dios que, como no podía ser de otra forma, se cuenta desde la visión del que sufre.
La interpretación de Rubén de Eguía como Patroclo es sublime. No hay palabras (y menos hechos) que puedan decir lo contrario. El manejo de la impostura vocal para subrayar el texto, el calculado movimiento, la mirada, la conexión que siente con el texto y cómo nos la trasmite al público presente… Un regalo para el respetable que, junto a Xavier Albertí, director de la obra, han sabido cocinar al punto justo. Una lección de teatro en todas sus vertientes que Albertí ha sabido confluir para ofrecer un producto perfecto. Las luces, la separación entre cuadros, la disposición de la historia explicada al público, el uso del espacio escénico para rememorar diferentes partes de la narración… todo ello nos lleva a la maestría que se presenta en escena.
En la parte técnica, me gustaría destacar la iluminación creada por Xavier Albertí y Toni Ubach. Una creación que nos atrapa desde el momento en el que la obra inicia su andar y que, aunque no lo parezca, nos sorprenderá más de lo que esperamos.
Con En mitad de tanto fuego, Alberto Conejero nos lleva dentro de un viaje emocional lleno de delicadeza y amor pero que, esta vez, mezclará con asesinatos y muerte. Un amor complejo apto para mortales.
Crítica realizada por Norman Marsà