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14.07.2023 Teatro  
Ópera teñida de rojo

El Gran Teatre del Liceu de Barcelona presenta la renovadora visión de Calixto Bieito de L’Incoronazione di Poppea de Claudio Monteverdi. La ópera cuenta con la dirección musical de Jordi Savall, uno de los máximos expertos a nivel global de este repertorio, y Julie Fuchs, Magdalena Kožená, David Hansen y Xavier Sabata encabezan el elenco de esta joya escénica.

L’Incoronazione di Poppea es una de las óperas que consolidaron el género cuando acababa de nacer en Italia a principios del siglo XVII. Estrenada en 1643 en el Teatro de los Santi Giovanni y Paolo de Venecia, forma parte de la trilogía monteverdiana –las tres óperas del catálogo del compositor de Cremona que han sobrevivido– conjuntamente con L’Orfeo (1607) e Il ritorno de Ulisse in patria (1640).

El montaje de Calixto Bieito –con dramaturgia de Beate Breidenbach– que disfrutamos estos días en el Liceo de Barcelona se estrenó en la Ópera de Zurich en junio de 2018 y presenta una puesta en escena inmersiva en la que el director burgalés propone una metáfora de la sociedad actual, hedonista, narcisista y exhibicionista, mediatizada e incluso condicionada por las redes sociales.

El libreto presenta una serie de personajes históricos ambivalentes, como el emperador romano Nerón, su esposa Octavia y su amante Popea, un triángulo de dobles caras de implicaciones políticas, morales y sexuales que se transforma en un poliedro al incorporar amantes, enamorados en secreto, esclavos y todo tipo de roles que intervienen en la acción, desde guardias de palacio a dioses. Al final Poppea es coronada reina, mientras la anterior esposa del monarca debe partir al exilio.

L’Incoronazione di Poppea es la primera ópera de la historia que habla de personajes que existieron, personas reales que, por su trascendencia política, quedaron retratos en documentos y en la literatura. Monteverdi se olvida así de poner a dioses y ninfas como protagonistas –dándoles roles secundarios– para centrar la atención en personalidades históricas que fueron fundamentales en momentos cruciales de Occidente, en plena decadencia del imperio romano. Por el escenario desfilan una serie de personajes que buscan hacerse con el poder político a toda costa, sin miramientos y utilizando todas sus armas, desde el sexo a la mentira. La obra habla de traiciones, intentos de asesinato, suicidios, adulterios, envidias personales, corrupción y aspiraciones políticas. Como el mismo Bieito indicaba: «la ópera presenta una sociedad hedonista y decadente, donde los personajes se comportan de forma extremadamente egoísta. Se mueven por su ambición personal y la sexualidad es su instrumento de poder».

La dirección de Bieito, dura y teñida de sangre, convenció a un público ávido de poder disfrutar de una ópera diferente a lo que estamos acostumbrados. Una dirección que fue muy aplaudida en sus saludos finales y que mantuvo al respetable en absoluto silencio y con el corazón en un puño durante el transcurso de la ópera. Solo en el final de una escena, que algunos tomaron como el final de la ópera (aunque no era así), algún espectador/a se arrancó a aplaudir.

En lo referente a las actuaciones, el elenco protagonista está sublime en su interpretación. No solo lucen vocalmente sino que, actoralmente, nos sorprenden con unas dotes inesperadas por el respetable en una puesta en escena llena de juegos de cámaras en la que no pueden despegarse del personaje en ningún momento. Julie Fuchs, Magdalena Kožená, David Hansen y Xavier Sabata se entregan en cuerpo y alma acompañados de Nahuel di Pierro, Natalia Labourdette, Thobela Ntshanyana, Irene Mas, Guillem Batllori, Milan Perišic, Deanna Breiwick, Rita Morais, Marcel Beekman, Mark Milhofer y Jake Arditti.

Aunque el trabajo de todos fue espléndido, me gustaría destacar el trabajo de David Hansen y Xavier Sabata, quienes interpretan a Nerone y Ottone, respectivamente, dos contratenores que nos deslumbran desde el inicio; la magnífica interpretación de Nahuel di Pierro como Seneca; la bis cómica y actoral de Deanna Breiwick, Marcel Beekman y Mark Milhofer; y el siempre presente en escena, también contratenor con un gran alto control vocal, Jake Arditti.

En lo que a la parte técnica se refiere, alabar la arriesgada propuesta escenográfica de Rebecca Ringst que nos regala un montaje al detalle repleto de videocámaras que recogen primeros planos, miradas, acciones sutiles y gestos para retransmitirlos en más de una docena de pantallas distribuidas por el escenario y el proscenio. Esta puesta en escena al estilo televisivo de un reality show, donde nada pasa desapercibido por su audiencia, hace el público se vea inmerso y forme parte de la ópera. Un estupendo acierto junto al video creado por Sarah Derendinger que destapa partes de la historia que nos ayudan a entender un poco más lo que se muestra en escena.

Por último, me gustaría alabar el exquisito trabajo de dirección musical de Jordi Savall capitaneando la orquesta Le Concert des Nations. A cada nota que suena, disfrutamos de la pasión que Savall siente por la música de Monterverdi. Una dirección musical precisa, contenida y elegante.

Con L’Incoronazione di Poppea el Gran Teatre del Liceu de Barcelona cierra su temporada operística 2022/2023 con otro gran éxito, esta vez, bien teñido de rojo.

Crítica realizada por Norman Marsà

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