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11.07.2023 Críticas  
ÒH!PERA, una vía directa hacia la modernización del género

Por segundo año consecutivo, el Gran Teatre del Liceu, la Concejalía de Turismo e Industrias Creatives del Ayuntamiento de Barcelona, a través del Disseny Hub Barcelona y las escuelas de diseño de la ciudad han impulsado ÒH!PERA, un proyecto para fomentar la experimentación y aprendizaje de jóvenes estudiantes de diferentes disciplinas a través de una experiencia real de creación operística.

El objetivo del proyecto ÒH!PERA (cuya dirección artística está liderada por Àlex Ollé, artista residente del Gran Teatre del Liceu) es complementar la formación de jóvenes de disciplinas creativas de la ciudad de Barcelona y facilitarles el aprendizaje en un entorno real, teniendo una experiencia con el género operístico y los profesionales del mismo. La misión de esta iniciativa comprende el acompañamiento y apoyo a la creación artística, poniendo a disposición espacios y recursos que sirvan como campo de experimentación teniendo como base el rigor, la exigencia y la calidad de los proyectos.

Este año, el proyecto ha estrenado 4 óperas (Nala, Hi ha monstres que viuen per la seva curiositat, Filles del món y In the beginning everything was white) de nueva creación de pequeño formato y duración (30 minutos cada una) que han sido representadas en la misma velada pero en diferentes espacios icónicos del Liceu (Foyer, Sala Miralls, Teatrino del Conservatorio y Box lateral del escenario) durante los días 5, 6 y 9 de julio de 2023. Un total de 4 funciones que han hecho lleno en cada pase.

El encargo tiene como particularidad que se cuenta con un máximo de 6 artistas en escena, entre cantantes e instrumentistas, que colaborarán en el proyecto gracias al apoyo de la Fundación Ferrer Salat – Fundació Conservatori Liceu.

Esta temporada, el Liceu ha seleccionado a los compositores Andreu Gallén, Carlos de Castellarnau, Marian Márquez e Itziar Viloria para idear óperas de gran energía que traten de sujetos actuales. Los nombres escogidos son una representación significativa de los actuales autores y autoras que trabajan música escrita. Es una instantánea del momento actual de la ciudad en el ámbito de la composición, un momento muy rico y diverso, con unas nuevas generaciones formadas en un contexto cultural e histórico renovado e insertadas en el entorno global, algo que afecta a las estéticas musicales de los artistas, así como el impacto y posicionamiento de la nueva creación musical en Barcelona. Los compositores y compositoras se seleccionaron dentro del proyecto Barcelona Creación Sonora del ICUB con el objetivo de que estos creadores se acerquen a la ópera, proporcionándoles su primera oportunidad en el género y apostando por el estreno de nuevos repertorios en grandes instituciones musicales de la ciudad.

En la parte de la puesta en escena se ha buscado la diversidad de propuestas estéticas y cada microópera cuenta con uno de los siguientes profesionales del ámbito de la dirección escénica: Israel Solà, Cristina Cubells, Bárbara Mestanza Peña y Jordi Oriol.

Por último, en el proyecto han participado también estudiantes de diseño de distintos centros de enseñanza del ámbito de las industrias creativas (Escuela Superior de Diseño y Artes Plásticas de Cataluña (ESDAPC), Escuela Superior de Diseño (ESDI), LCI Barcelona e IED Barcelona). Dicha colaboración se materializa en la participación de cuatro escuelas en la creación de la puesta en escena de las cuatro microóperas. Durante todos estos meses de creación, diferentes equipos de estudiantes de grado y master de las diferentes disciplinas del diseño han trabajado en aspectos como el diseño del espacio escénico, el vestuario, la iluminación y el diseño de audiovisuales.

La primer ópera que disfrutamos fue Nala, en el Foyer. Una pieza cuya estructura y musicalidad nos recuerda a las óperas más conservadoras con la partitura de Andreu Gallén, libreto de Jordi Prat i Coll y dirección de escena de Israel Solà. Una obra protagonizada por dos primos (interpretados por Cristòfol Romaguera y Josep Rovira) que nos presentan un conflicto amoroso entre ellos y se abren en canal tras encontrar muerta a la perra (Nala) de uno de ellos. Una ópera que nos remite a temas tan dispares como la felicidad de la infancia versus las dificultades de la adultez, el tópico de la diferencia de vivir en el campo o la ciudad, la perdida de la inocencia, los deseos, los reencuentros, las heridas, las envidias, el chemsex, el vacío y fragilidad de la vida… Una vorágine de temas y una montaña rusa de emociones que se desbordan al encontrar a Nala muerta.

Tras ella, nos dirigimos a la Sala Miralls donde encontramos un ring de boxeo en el que disfrutamos, a cuatro bandas, de Hi ha monstres que viuen per a la seva felicitat. Esta microópera, inspirada en Baudelaire cuenta con la partitura de Carlos De Castellarnau, libreto de Cristina Cubells y Mervat Alramli y dirección de escena de Cristina Cubells. Interpretada por el barítono Pau Camero junto al actor Màrius Hernández y el bailarín Aleix Lladó, la ópera nos transporta al interior de una emisión radiofónica en directo donde su locutor vive en primera persona lo que relata siendo víctima de un monstruo.

La tercera microópera nos traslada al Teatrino del Conservatorio donde Filles del món expone un futuro distópico mezclado con el tema de la eutanasia. La ópera cuenta con la partitura de Marian Márquez, libreto de Ariadna Pastor y dirección de escena de Bàrbara Mestanza Peña. Anna Tobella y Alba Valdivieso nos introducen en una sala llena de bolsas de basura para hablar sobre la muerte digna desde la perspectiva de una protagonista femenina y su creación robot. La robot quiere salvar a su «madre» pero esta, cansada, se resigna a morir cuando el mundo es tragado por el nivel creciente del océano. Una contraposición entre el anhelo de la vida inmortal y la necesidad de abrazar la muerte. Así, contradictoriamente, el androide representa la vida, la lucha, mientras que la mujer representa la muerte y, por tanto, la paz.

Por último, nos dirigimos al Box, uno de los laterales del escenario principal del Gran Teatre del Liceu, para disfrutar del experimento operístico más futurista de todos: In the beginning everything was white. La ópera cuenta con la partitura de Itziar Viloria, Àlex Tentor y Jordi Oriol, dirección de escena de Jordi Oriol y estuvo interpretada por Adriana Aranda.
Según sus autores, la hiperconexión y el sobreconsumo visual saturan nuestro día a día. Partiendo de ello, esta ópera crea música táctil, luz audible, espacio sonoro y voz visible, unidos en la singularidad de su exceso y, después de esto, el silencio. En este caso, la puesta en escena se compone de una caja escénica que define el espacio musical y de actuación generando un filtro visual entre los espectadores. Gracias a ello, se trabaja el contraste, la sobreestimulación y la sencillez para transmitir una emoción de forma abstracta al espectador.

Por segundo año consecutivo, el Gran Teatre del Liceu ha abierto sus puertas a creadores que normalmente no experimentan con el género operístico. Ahora, tras esta pequeña incursión, los estándares de sus participantes puede que se expandan aun más allá de lo conocido. Quién sabe, puede que en alguna ocasión podamos disfrutar de alguna ópera de nueva creación de su puño y letra en el escenario grande del Liceu.

Crónica realizada por Norman Marsà

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