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12.07.2023 Críticas  
Ficción, liberación, confrontación, Symon

Emma Vilarasau es Lali Symon, aunque Lali Symon no sea, exactamente, Emma Vilarasau. Realidad, ficción y fingimiento, familia, feminidad y deseos truncados, humor, teatro y el hartazgo de la vida misma se dan la mano en la nueva obra de Sergi Belbel, escrita a medida de Vilarasau, que se ha estrenado durante el Grec 2023 en el Teatre Romea de Barcelona.

Lali Symon es una monologuista deslenguada que dice y hace lo que todos piensan y nadie se atreve. Una mezcla entre agitadora social y Pepe Rubianes. Lo que ocurre es que Lali Symon no existe. En realidad se llama Juana y es una persona mucho más ordenada y menos atrevida. Tiene una madre dependiente (Mont Plans) que no quiere serlo y una hija sin padre (Júlia Bonjoch) con la que habla menos de lo que debería.

Lali Symon, el personaje, permite a Juana y a Emma Vilarasau navegar por las dicotomías del artista y la doble personalidad de actor y máscara. Lali Symon, la obra, permite a Belbel y a todo el equipo explorar las tensiones entre realidad y ficción (y la necesidad de esta última), entre hechos y anhelos.

Y Belbel lo hace de manera muy inteligente y honesta, experta, utilizando un esquema y unos motores dramáticos eminentemente teatrales, pero que parten y detonan de momentos fieles a la stand up comedy del siglo XXI. Lali Symon no es solo una monologuista creíble (cuando podría haberse quedado en la parodia de una), es que sus historias, sus metareferentes y sus momentos clave tienen que ver con monologuistas reales que hoy, gracias a las plataformas audiovisuales, ya no son solo referentes del público norteamericano: el dolor catártico de Hannah Gadsby, las revelaciones de Tig Notaro o Jerrod Carmichael, los feminismos poliédricos de Lily Tomlin, Ali Wong o Iliza Shlesinger. Sergi Belbel no se ha limitado a crear un personaje que es una cómica, sino que ha construido una que dialoga realmente con los usos y temas del monólogo en 2023.

La historia de una mujer se convierte en la historia de tres mujeres que tienen lazos comunes, secretos y mentiras en su haber. Que se quieren, se necesitan y se aborrecen por momentos. Una familia como cualquiera. Una familia como ninguna. Y las tres actrices, en ese sentido están igualmente estupendas. Pero hay más, hay mucho más: por motivos del guión, diluyendo las fronteras entre la ficción y la realidad, Vilarasau llega en un momento dado a asomar entre las costuras (lo hizo la noche del estreno donde pareció algo absolutamente fresco; posiblemente vuelva a hacerlo muchas noches, teniendo en cuenta la buena factura del libreto), lo que no solo nos ofrece un raro atisbo del personaje opinando sobre su actor (Pirandello y Unamuno aplauden) sino que tiene que ver precisamente con una de las líneas maestras del texto.

Lali Symon habla de familia, de mujer, de comedia, de teatro y de la disolución de fronteras, de la transmisión de anhelos y la reconversión de arquetipos, de cómo todo va siempre a peor y de cómo todo puede siempre mejorar, de la vida y de la muerte. Es posiblemente el mejor texto que ha estrenado Belbel en este siglo XXI, y una maravilla para cualquiera con inquietudes sobre el acto escénico. Esa mentira perdonada tan llena de verdad.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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