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20.02.2023 Críticas  
Filosofía griega muy de nuestros tiempos

Cinco siglos antes de Cristo, la paz entre Atenas y Esparta dejó al comediógrafo Aristófanes sin el material que inspiraba la mayoría de sus obras políticas, así que decidió parodiar a su contemporáneo Sócrates en su obra Las nubes. La compañía La Trepa la adapta ahora a nuestros tiempos de boomers y retos de TikTok en el Jove Teatre Regina de Barcelona bajo el título Als núvols.

De la versión de la obra que ha adaptado y dirigido Sílvia Navarro, desaparecen Sócrates y la mayoría de tópicos vinculados a la actualidad del momento de Aristófanes, se transforman sin dificultad los personajes masculinos en femeninos, y lo que queda se aplica al uso actual del mundo digital: la ficticia academia que creara el griego, El Pensatorio, está ahora a cargo de dos musas, Urania (Esther Pérez-Ferrer) y Calíope (Mariona Campos), que enseñan dos corrientes muy distintas de pensamiento, el justo y el injusto, el que impulsa a crecer y colaborar intelectualmente y el que aboga por el cultivo de la apariencia y la fama. Vamos: internet, hoy.

Estrepsíada (Olga Fañanàs), asediada por las deudas y harta de que su hija Fidípida (Mireia Lorente-Picó) dilapide la fortuna familiar sin medrar en los estudios, la enviará al Pensatorio para que se convierta en alguien de provecho, pero antes la misma madre tendrá que pasar las pruebas de la moderna institución, para las que no está en absoluto preparada. Y los acreedores llaman a la puerta…

Als núvols es un musical con canciones compuestas por Ernest Fuster. En retrospectiva, algo que se integra con mucha naturalidad, no en vano las comedias de Aristófanes ya tenían canciones. El estilo de los temas es, por poner un refente, equiparable a las canciones del Club Super 3 en la etapa de Marc Parrot, con un número inicial que le guiña el ojo, sin imitarlo, al Hércules de Disney, y que en sus mejores momentos recuerda a las partituras del musical de Shrek de Jeanine Tesori y al Saucy Jack and the Space Vixens de Jonathan Croose y Robin Forrest. Referentes, por tanto, modernos sin ser punteros, con un pop-escénico que le sienta muy bien a la pieza. La única crítica en este sentido sería para las letras, específicamente a la integración en los versos de demasiadas palabras que rompen la mecánica interna de la canción. No ocurre en todas las canciones, pero sí es un problema repetido a lo largo de la obra.

Las cuatro actrices mencionadas se reparten todos los papeles de la obra, algo que de nuevo conecta con la Vieja Comedia clásica griega, escrita generalmente para un elenco máximo de 4 o 5. Aunque todas ellas cumplen bien con sus papeles y en lo musical, destaca sobre todo Olga Fañanás como la madre sobrepasada, que se convierte en la verdadera protagonista de la obra. En la cuenta de lo mejorable (pero conste que vimos una de las funciones de estreno, así que aún hay tiempo para ajustar), al número de la competición entre la vía justa y la injusta, clave de la obra original y la presente, le falta aún la fluidez urbana de una batalla musical de ese estilo, y que el público joven conoce muy bien.

En conjunto, una puesta al día interesante de un clásico de Aristófanes muy poco representado, y una oferta original y moderna dentro del panorama de teatro familiar en Barcelona, que esta vez va más allá del cuento y aspira, por tanto, a llegar a edades a partir de los 10 años. Se aplaude la apuesta de La Trepa.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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