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18.01.2023 Críticas  
William Cody y la leyenda de Estados Unidos

Una cosa es Estados Unidos y otra la leyenda de Estados Unidos. Una cosa es Buffalo Bill y otra la leyenda de Buffalo Bill. ¿O quizás en su caso son uno y lo mismo? Puede que, para hablar de la forja de América y de su mito, lo más recomendable sea traer al mismísimo Buffalo Bill al Teatre Goya de Barcelona para… ¿entrevistarlo?

Estos días el Teatre Goya anda repleto de estrellas y sueños norteamericanos. Alternándose con Plátanos, cacahuetes y lo que el viento se llevó, llega ahora Buffalo Bill a Barcelona, escrita y protagonizada por el veterano Ramón Madaula, junto a la conocida periodista de TV3 Raquel Sans (que se estrena como actriz), y dirigida por Mònica Bofill, a quien Madaula conoce bien por su reciente colaboración en Els Brugarol; donde repetían roles de dramaturgo/protagonista y directora.

Por azares de la vida (y cierta ayuda onírica), Raquel Sans se encuentra ante la posibilidad de entrevistar al legendario Buffalo Bill. Aunque la obra pone a Sans en una tesitura a la que técnicamente está acostumbrada, la de entrevistadora, desde el primer momento queda claro que Buffalo Bill a Barcelona es, ante todo, teatro. La imaginación, la evocación de escenas y tiempos lejanos y el juego entre realidad, ficción y épica no no solo forman parte de la estructura dramática de la pieza, sino de la mismísima esencia argumental de la misma y del discurso que propone. Buffalo Bill a Barcelona es tan teatral como Estados Unidos.

En la entrevista, articulada alrededor de un juego metaficcional que provoca la mayoría de momentos cómicos de la obra, Raquel Sans nos representa como espectadores y como periodista, planteando desde la fascinación las dudas y sombras que planean sobre la figura de Buffalo Bill, su época y la conquista del Oeste. A Madaula no solo le toca tomar partido por el personaje, además nos cuenta porqué la gente de aquella época hacía lo que hacía, desde el punto de vista del momento, no de nuestro juicio moderno. El debate que se genera entre ambos sobre el exterminio de los indios y los búfalos, sobre la violencia de la frontera y los principios colonizadores, centran una primera parte de la obra en el realismo más polvoriento.

Es en la segunda parte en la que se empieza a articular, partiendo de todo lo dicho, la historia de la reinvención de Buffalo Bill como figura del espectáculo y del relato y la épica del western y, por extensión, de Estados Unidos. Lo que acaba conduciendo a lo que Bill lleva toda la obra intentando evitar: la explicación de su visita a Barcelona en 1899 y la reacción de los catalanes a su estelar Wild West Show.

Buffalo Bill a Barcelona está muy bien construida. Sus diferentes elementos, en apariencia tan distintos, encajan en realidad como un guante. Un guante tan bien ajustado como le sienta el personaje de Bill a Madaula, un lujo de interpretación que nos trae una magnífica recreación de la persona y el personaje. Y aunque Raquel Sans sea nueva en los escenarios, y no tenga la misma frescura con la ficción, lo que le pide la obra le queda tan cerca que es capaz de responder con creces, y con una verdad personal que es ideal para la Raquel-personaje que nos brinda.

Merece mucho la pena descubrir los secretos y juegos que se presentan en el Goya: seguro que los espectadores saldrán con nuevas ideas cuando salgan. Sobre América. Sobre William Frederick Cody. Sobre Barcelona. Sobre la relación entre la épica y los catalanes. Sobre los sueños. Y los sueños, teatro son…

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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