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16.12.2022 Críticas  
Crimen en Levante

La importancia de un buen cartel para atraer al público es lo que me llevó a fijarme en La Florida, de Víctor Sánchez Rodríguez, que se ha estrenado en la sala Max Aub de las Naves del Español de Madrid.

La Florida es un edificio de apartamentos de veraneo, situado en una ciudad de vacaciones de la costa mediterránea, que en invierno se convierte en una ciudad fantasma. En La Florida, de hecho, cuando llega el frío, apenas viven un puñado de almas. La vida se para. Nunca pasa nada hasta que… una noche invernal aparece un muerto flotando en la piscina. Antonio (Vito Sanz), el detective, comenzará su investigación intentando interrogar a los únicos residentes del complejo: Abdón (Francisco Reyes), Lola Fargas (Silvia Marsó), Rosafina (Amparo Fernández) y la esquiva Helena (Lorena López).

Texto y dirección de Víctor Sánchez Rodríguez, excelente, como siempre, diseño de espacio escénico y vestuario de Alessio Meloni, y escueto diseño de iluminación de Mingo Albir, la atmósfera de estos apartamentos es reconocible y ayudan a que este noir cómico funcione fuera del papel, aunque precisamente ese cobrar vida los personajes sea lo que no termina de cuajar.

Achaco a dos posibles factores que La Florida no me funcione en escena: uno sería que la dirección está desajustada y otro que el mundo de los personajes está claramente desequilibrado entre unos y otros. O quizás sea un poco todo. El autor en el programa de mano comenta: «(…) Por cierto, es una comedia, aunque no lo debería decir porque es como avisar de que vas a contar un chiste, que se pierde un poco la gracia. Pero ya lo he hecho. Bueno, al menos os he avisado. Que es una comedia y que puede que os riais. Pero si no, está todo ok.» Y efectivamente está ok que no te rías, o que solo lo haga una única persona en la sala, pero cuando precisamente el texto está escrito en clave de comedia y apenas ninguna línea arranca sonrisas o carcajadas, es que algo pasa. Por poner un ejemplo: Rosafina sufre una posesión puntual y ese gag está diseñado para que la audiencia se carcajee del absurdo, pero el silencio fue absoluto. Y así, con todo.

Los esfuerzos de todo el equipo artístico son claros, y desarrollo de los personajes de Francisco Reyes y Silvia Marsó están llenos de matices y poco más se necesitan para que se entiendan las motivaciones de ambos, pero cuando el misterio se resuelve en un epílogo solo justificado por esto, es un plot-twist carente de interés y en cierto aspecto hasta descontextualizado. Me apetecía mucho que La Florida me gustase, la verdad, pero en otra ocasión será.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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