Alma es la última creación de la bailaora y coreógrafa Sara Baras quien toma el Teatro EDP Gran Vía de Madrid. Alma es un abrazo enorme, donde el flamenco abraza al bolero, y el bolero se deja abrazar por el flamenco, para hacerse seguiriya, soleá, caña, garrotín, bulería… un guiño constante, una aventura en los recuerdos de melodías que nos acompañaron siempre.
Sara Baras lleva cuarenta y dos años sobre las tablas de escenarios como el Royal Albert Hall de Londres, La Opera House de Sídney, el City Center de Nueva York, el Bunkamura de Tokio o Concert Hall de Hong Kong, también es la artista que más veces ha actuado en la historia del Theatre Champs-Elysées de París cosechando innumerables premios, como el Premio Nacional de Danza 2003, la Medalla de Oro de Andalucía 2004, el Olivier Award británico 2020 y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2020.
En Alma, la compañía Ballet Flamenco Sara Baras une el flamenco con el bolero en once números que recorren los palos flamencos más tradicionales como bulerías, soleás o tangos. En el espectáculo participan los bailarines Chula García, Charo Pedraja, Daniel Saltares, Cristina Aldón, Noelia Vilches, Marta de Troya y, por supuesto, la propia Sara Baras. Como era de esperar, los dos bailarines más destacados del elenco fueron la misma Sara Baras y, el único hombre del grupo, Daniel Saltares. Ambos, maestros del taconeo y el sentimiento profundo, pero también de algo mucho más difícil de dominar: los silencios. La tensión entre taconeo y taconeo se marca a fuego con la sonrisa pícara de la bailaora y la atención completa del público.
Entre los músicos participantes encontramos a Keko Baldomero, director musical del montaje así como guitarrista, junto a Andrés Martínez, Rubio de Pruna y David de Jacoba que llenan el teatro con su cante poniendo los pelos de punta y llenando de lágrimas los ojos del respetable. A la percusión Antón Suárez y Manuel Muñoz «El Pájaro» quienes mezclan el cajón flamenco, los bongos y las maracas con un arte nacida del talento y el gaditano Diego Villegas a los vientos, que incluyen el saxofón, la armónica y la flauta. Todos se merecen una ovación en pie, pero para esta servidora el número de saxofón fue el gran favorito de la noche.
La escenografía minimalista de Peroni y Garriets y la iluminación maximalista a cargo de Antonio Serrano y Chiqui Ruiz destacan el esteticismo de los pasos y acompañan al milímetro las voces potentes y quebradas de los cantaores.
No hay que ser amante del flamenco para reconocer que Sara Baras es una de las grandes figuras del arte español y lo demuestra en cada espectáculo que sale de su alma, dejando a un público embelesado aplaudiendo de pie. Noventa minutos de puro arte y sentimiento.
Crítica realizada por Ariadna Ortega