Desde el estreno el pasado 1 de septiembre en el Teatro Reina Victoria de Madrid, Magüi Mira dirige a las actrices Lola Baldrich, Ana Labordeta y Lola Herrera; tres actrices que encarnan a tres mujeres punteras que nos hacen cuestionarnos los paradigmas de la sociedad actual. Adictos se mantendrá programada en este arranque de la nueva temporada teatral.
La nueva obra de Pentacion Espectáculos nos habla sobre algunos de los grandes problemas de la sociedad y sus consecuencias. Los sistemas de comunicación masivos y los procesos de interacción entre los miembros de la población, la soledad como obstáculo real que afecta cada vez a más personas de todas las edades y el uso excesivo de la tecnología que fomenta el control y limita la libertad, por la gran dependencia que provoca. Estos son, entre otros, los principales temas que trata este texto escrito por Daniel Dicenta Herrera y Juanma Gómez.
El texto es una sucesión de conversaciones de insuficiente profundidad y prácticamente ninguna tensión dramática. Una especie de narración que convierte a los protagonistas en meros transmisores de información y a los espectadores y espectadoras en simples testigos de los hechos, sin poder entrar en el interior de los personajes. Ante esta simplificación, las tres actrices hacen gala de su talento dejando claro que son el punto fuerte de la obra.
Aparece sobre el escenario Lola Herrera y el patio de butacas estalla de emoción. La actriz nacida en Valladolid es reconocida por su inspiradora trayectoria profesional y muchas de las personas que abarrotan la sala del céntrico Teatro Reina Victoria de Madrid están ahí porque desean verla en vivo y en directo, sin importar nada más. Su habilidad sobre las tablas es innegable y en gran medida puede llegar a suponer un reclamo para la venta de entradas; algo de lo que todos somos conscientes. Además, también forma parte del reparto Ana Labordeta, una actriz que no se queda atrás y pone su buen hacer al servicio de su personaje que se desenvuelve realmente bien aunque su papel no le permita lucirse demasiado. Por último, Lola Baldrich realiza una brillante labor que nos permite acariciar a grandes rasgos la aparente perplejidad de su personaje. Las tres, columna vertebral de Adictos, logran defender el texto a pesar de la carencia de matices y profundidad y acaban provocando una ovación en el patio de butacas. Lo tienen ganado de antemano.
La puesta en escena y la escenografía son minimalistas, Curt Wilmer y Leticia Gañán trabajan sobre los espacios desnudos y la funcionalidad de los objetos en el escenario. Líneas rectas y escasos elementos para ceder el protagonismo al elenco de esta obra esta obra en la que predomina el color blanco. Algunos problemas de sonido hicieron acto de presencia en la parte final de Adictos.
En definitiva, Adictos es una obra ligera y con un atractivo reparto que, únicamente, podría mejorar explotando la temática y llevándola a lugares menos explorados.
Crítica realizada por Patricia Moreno