Solo yo escapé (Escaped alone) de Caryl Churchill, con dirección de Magda Puyo, llega tras pasar por el Temporada Alta 2021 al Teatro de la Abadía de Madrid. Cuatro vecinas esperan el apocalipsis mientras toman el afternoon tea.
La interpretación de backyard de Pep Durán enmarca la acción de una tarde cualquiera en la vida de cuatro vecinas: Sally (Vicky Peña), que odia a los gatos, las palomas y los murciélagos; Vi (Lurdes Barba) cuyos seis años fuera del barrio le hacen discrepar sobre si aquel local fue un ultramarinos o El antílope azul. Lena (Muntsa Alcañiz) que sueña con ir a Japón aunque no se ve con fuerzas de ir a comprar verduras, y la Sra. Jarrett (Imma Colomer) que tiene un gato atigrado y toda una serie de visiones del colapso y visiones apocalípticas.
Magda Puyo consigue un equilibrio casi perfecto en dotar de sentido y sentido y sensibilidad este completo texto de Caryl Churchill que es cháchara y distopía catastrofista. Las cuatro actrices mantienen los sesenta minutos de representación una conversación en que lo banal se va colando entre las grietas de sus vidas, y se dan pellizcos de realidad para intentar ayudarse y afrontar las fobias, los miedos, y las inseguridades que han ido cargando sobre sus espaldas. Todas rondan los setenta ańos y la jubilación no está siendo fácil para ninguna.
El patio trasero en el que toman el té es un refugio antiaéreo, una máscara antigás en la que se protegen de la física cuántica de Rosie, de los juegos de Elsie, de las mesas de madera de Thomas, o de la buena cocina de Jack. En Solo yo escapé estas cinco mujeres están, parafraseando la expresión y el espectáculo de Derek Delgaudio, “in and of itself”, ensimismadas pero a la vez compartiendo ese momento a solas rodeadas por sus amigas, aunque el personaje de Imma Colomer sea la ajena, la extraña que lleva al refugio un relato oscuro, menos amable y colectivo, de mal de muchos inconsolable.
Los relatos de la Sra. Jarrett, que comienzan con lo que podría ser la tragedia del 1966 en Aberfan, Wales, en la que una montaña de desechos de una mina de carbón sepultó la población matando a 144 personas, muchos de ellos, niños en la escuela. El evento terrible tiene un destello de optimismo fantástico ya que toda una sociedad subterránea surge de la catástrofe, e Imma Colomer narra con una dicción e intención hipnótica todo ese mundo tan próximo a Mariana Enríquez, pero derivando al surrealismo de Fernando Arrabal. Caryl Churchill creó un imaginario cuyos pasajes me encantaría rescatar para trasladarme a ese mundo de selfies dentro de tornados, máquinas autónomas y alianzas entre gobiernos que negocian bombardeos mutuos y consensuados.
Solo yo escapé tiene una forma convencional con un fondo vanguardista que descolocará a muchos espectadores que entren de lleno en la propuesta; al menos se llevan a cuatro actrices inmensas afrontando un texto difícil, evocador y moderno.
Crítica realizada por Ismael Lomana