Sónar de Día finalizó el pasado sábado lleno de sorpresas, shows increíbles y grandes anécdotas por el camino. 8 espacios con programación simultánea llenos de diversidad musical y diferentes modalidades de shows y conferencias. 3 días que permanecerán en la memoria de todos sus asistentes.
El jueves 16 de junio empezó el Sónar de Día el festival que combina ciencia arte y tecnología en la Fira de Barcelona. Después de dos años con edición online y otra en pequeño formato, nos encontramos con el esperado festival en gran formato y donde siempre. Muchos Sónar fans mantuvieron su ticket desde 2019 y otros acudían por primera vez. Lo que es seguro es que todos teníamos ganas y los hubo que besaron el césped al llegar como si de un templo se tratara, y ¡hasta hubo una pedida de mano!
La estructura y algunos formatos del festival cambiaron, esta vez no contamos con el Market que tanto nos gustaba para experimentar y conectar con proyectos y artistas pero seguimos con esa hora de NetWorking y Estrella en mano, esas charlas, workshops y conferencias. La Realidad Virtual siguió formando parte del festival con unos avances espectaculares, y es que los gráficos han mejorado una barbaridad. Desde zombies, hasta viajes espaciales o realidades paralelas interactivas a través de la música. Algunos un mero viaje, y otros totalmente manejables con los mandos o bien podías subirte a una plataforma y manejar tu propio viaje con los pies a través de una seudo galaxia. También nos pasamos a ver la Face2Wikipedia que te creaba un perfil a través de la poca información que la plataforma te iba pidiendo.
¿Los conciertos? un locurón, tuvimos desde sesiones de dj , live performance, inteligencia artificial, conciertos, coros, visuales… todo un combo al completo. El pasado noviembre se realizó un Sonar+D que llevó la inteligencia artificial a otro nivel. Las conferencias de este año han continuado con tan fascinante temática y no pudo faltar un segundo y renovado show por parte de Hamill Industries y Kiani Del Valle que debutaron en SonarComplex el AI TRANSMUTATIONS – Una compañía de danza posthumana. Una pantalla gigante, Kiani tumbada en el suelo, unas imágenes que nos mostraron la naturaleza, el desarrollo del mundo y una voz en inglés narrando y metiéndonos en su mundo. De repente Kiani se levantó y empezamos a ver una Kiani en la pantalla desnuda y con el pelo corto. Nuestra Kiani Del Valle bailando, sigilosa, ágil, rígida y robótica a veces. La Kiani virtual, movida por inteligencia artificial basada en los movimientos de nuestra verdadera Kiani, realizaba movimientos rotos de un lado para otro, más lenta, no era de este mundo. La música era minimalista, ambiental, futurista, estupenda para esta danza posthumana capitaneado por los movimientos de Kiani con una peculiar expresión, con los gemidos de su respiración jugueteando con la escasa luz del escenario. Al finalizar tan alucinante show el público se levantó a aplaudir dejando a Kiani emocionada en el escenario con alguna que otra lágrima. También salió Hamill Industries a recibir el calor del público y el abrazo de Kiani.
El SonarHall tuvo también shows muy peculiares y exclusivos, como Maria Arnal y Marcel Bagés con su Hiperutopia ideado especialmente para Sónar. Maria Arnal cantó en ocasiones a capella o bien acompañada de música electrónica ambiental con bombos inmersivos. El coro de chicas del Orfeó Català le dio cuerpo a todo el show con una puesta en escena que requería cambios de posición y estructura en su formación y, en ocasiones, con pequeños movimientos coreografiados como cuando Maria cantó Alcemos la Voz y todo el coro fue levantando y sacudiendo el puño hacia arriba expresando fuerza y poder. No pudo faltar Holly + en esta velada, todo el público coreó su nombre hasta que apareció en pantalla y un coro de Holly’s envolvió la voz de Maria Arnal. El SonarHall estaba abarrotado y en la entrada todavía preguntaban si era ella, pues no esperaban ver semejante show, desde luego que, al confirmarlo, las sonrisas se dibujaban al momento junto a sus caras de sorpresa.
Samantha Hudson fue también un exitazo del SonarHall pues el público estaba enloquecido escuchando sus locuras, sus ironías hacia la política española de antaño, el modelo tradicional de familia y la homofobia. Sonó el himno de España acelerado cual pitufos maquinemos versionado en música electrónica. Sus bailarines en formación a lo marcha militar formando sin parar a velocidades frenéticas mientras ella gritaba Paquito o cantaba la canción que todos aprendimos de pequeños sobre Franco y el color de sus posaderas.
SonarPark nos llevó a la parte más urbana en el que hace poco os hablamos de Ms Nina y en el que tuvimos también a artistas como Juicy Bae. Juicy inició su concierto con un tema aflamencado con fuerza fuisonado con trap. El exceso de autotune hacía difícil, en ocasiones, entender las letras si no las conocías pero desde luego que defendió sus canciones a la perfección perreándo y moviéndose con soltura por todo el escenario del Sónar. Se la notó nerviosa y constantemente hablando con su dj que era todo un animador, ¡como para no estar nerviosa! su primer Sónar y algo tempranico con una pista a medio gas, no obstante el público le regaló su calor y a cada canción agarró más fuerza hasta regalarnos dos apariciones estelares; Aleesha y Taichu con las que se marcó dos temazos que bien se notaron.
La música urbana se debatió el espacio entre Morad y Locoplaya que actuaban a la vez desde SonarPark y SonarVillage. Estaba reñida la cosa, pues sabemos que Morad es muy popular y su escenario estaba a reventar, no obstante la inmensidad del Village se hipnotizó con los ritmos de Locoplaya, rap canario con toques muy frescos ideales para saludar la entrada del verano. Un show muy coordinado lleno de buena vibra y aire fresco que tenía al público coreando las canciones.
Tomm¥ €a$h también fue de los favoritos del SonarHall dejándolo bien lleno. Un show lleno de visuales con paisajes urbanos, grafiti, marihuana y un artista en medio del escenario cantando a veces tranquilo y a veces enloquecido. Un Tomm¥ €a$h ensombrecido o teñido de rojo que hizo bailar toda la pista con temas que iban desde el trap al rave.
Uno de los platos fuertes fue sin duda El Niño de Elche que nos preparó, como es normal en él, un show bizarro lleno de elementos. En esta ocasión le acompañó la orquesta La Valenciana. El objetivo de su show era dar una vuelta por la tradición valenciana desde sus marchas festivas con la banda, las voces folklóricas y recorriendo la música electrónica de la ruta del bacalao. ¡Misión cumplida! irrumpió en la sala junto con La Valenciana atravesándola dirigiendo el cotarro, él a la cabeza y espontáneos gritando su nombre enloquecidos. Empezó un show que se intercalaba con la electrónica más loca y antigua, la de los inicios. Un soplo de Chimo Bayo a la cara con las cortas narraciones de la tradición valenciana y la voz del Niño de Elche con sus cambios a cantaor que te ensordecían. La Valenciana simplemente exquisita. Un espectáculo original digno de esa cabeza loca que nos tiene el de Elche.
Un concierto que nos sorprendió muchísimo fue Kamo Mphela, ritmos africanos se apoderaron del SonarVillage con esta mujerona que puso una dosis de actitud y se comió el escenario como nadie. Con sus bailarines el Village se transformó en una pista de baile donde reinaba el groove y no podías ni pestañear disfrutando de tan trabajado show.
La sesiones de dj del SonarVillage hicieron también bailar a todo el mundo que se iba moviendo con las sombras ya que el calor apretó pero bien. Destacamos no solo a nuestra favorita AWWZ, de la que os hablamos hace poco, pero Polo & Pan estuvieron espectaculares haciendo vibrar a toda la pista con un techno muy groovy que te hacía bailar casi sin pensar. Jyoty nos dio una buena paliza rítmica con afro trap, breakbeat con con pinceladas de drum & bass que dejó la pista al rojo vivo antes del siguiente show.
Desde luego ha sido un Sónar de Día maravilloso y caluroso en el que los abanicos han sido los mejores aliados, teníamos ganas de bailar y teníamos que hacerlo a cualquier precio. ¡Gracias Sónar! lo hiciste una vez más, nos vemos el año que viene.
Crónica realizada por Nina Delgado