El trío cómico Tricicle dirige en el Teatro Cofidis Alcázar de Madrid el musical Forever Young, un espectáculo adaptado, producido y dirigido por la conocida compañía de teatro gestual que supone una bocanada de aire fresco en estos días extremadamente calurosos.
Asistir a alguno de los espectáculos programados en la capital durante estas fechas supone tener la posibilidad de derretirse en plena ola de calor pero, sobre todo, de disfrutar y evadirse durante un buen rato dejando atrás el ajetreado ritmo de la vida moderna. La afluencia de gente frente a las puertas del Teatro Cofidis Alcázar aseguraba que el espíritu gamberro de Tricicle se había apoderado del centro de Madrid. Lleno absoluto y la sensación de estar a punto de vivir una gran experiencia musical gracias a la creación de Erik Gedeon y a la varita mágica de Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans.
Siete actores jóvenes que se interpretan a sí mismos, o a lo que serán dentro de cuarenta años cuando estén residiendo en un albergue para artistas retirados, se niegan a resignarse a ser viejos y deciden reinventar una nueva ancianidad. Rai Borrell, Marc Garcia, Llorenç González, Irene Jódar, Mercè Martínez, Marc Pujol y Lucía Torres acompañados en directo por varios instrumentos -piano, guitarra, violín, etc.- se llevan una merecida ovación gracias a su desparpajo en escena, su naturalidad, su adecuada expresión gestual y sus admirables voces. Da gusto ver lo bien compenetrados que están, haciendo las delicias del público que no pierde ni el más mínimo interés en ningún momento. Estamos frente a un reparto de lujo que fluye sobre el escenario del teatro y que manifiesta un radiante esfuerzo coral a la hora de fusionar música y humor. Todo ello con un trasfondo que pretende hacernos conscientes sobre el paso del tiempo y la importancia de disfrutar la vida al máximo.
Una aventura teatral de larga duración a la que no le sobra ni medio segundo porque su ritmo vibrante va incrementándose a medida que se acerca el desenlace. Tiene una velocidad de crucero que se mantiene de principio a fin gracias a la apropiada dirección, al fabuloso trabajo interpretativo de todo el elenco y al dinámico y cuidado movimiento escénico. Además, todo se desarrolla con una escenografía bastante sencilla y muy funcional, de la que se encarga Paula Bosch, que nos permite adentrarnos en la velada sin grandes despliegues que nos distraigan de lo realmente importante. Todos los aspectos técnicos se complementan casi a la perfección, Luis Martí y su diseño de iluminación dota de fuerza e importancia a cada entrada y salida que tiene lugar sobre el escenario y se hace cargo de aportar luz y de dar vida a este espectáculo al que, sin miedo a equivocarme, le auguro un futuro madrileño lleno de éxito hasta el próximo 31 de julio.
En definitiva, fusionar música y humor de la mano de Tricicle únicamente puede dar lugar a un espectáculo fresco y divertido que funciona a la perfección. La vida pasa en un suspiro y hay que aprovechar para disfrutar con Forever Young.
Crítica realizada por Patricia Moreno