El musical Forever Young ha vuelto, tras 10 años, al Teatre Poliorama de Barcelona. El divertido musical de Erik Gedeon producido, adaptado y dirigido por Tricicle, vuelve a la ciudad condal para demostrar que la juventud está en el espíritu y no en el cuerpo terrenal.
Forever Young narra, con mucho amor, humor y grandes éxitos musicales, la historia de unos viejos centenarios que viven en una residencia de artistas. Algunas noches, los residentes se mudan con sus mejores galas y rememoran o inventan sus éxitos de antaño en compañía de una enfermera empeñada en martirizarlos con canciones infantiles que potencien su psicomotricidad. Pero cuando ésta les deja solos, su indómito espíritu rockero sale para evidenciar que no han dejado de ser lo que siempre han sido, rockeros; y cantan, gritan y bailan tanto como les permiten sus delicados esqueletos.
Más anciano que antes, si es que esto fuera posible, el musical vuelve ahora a las tablas del Teatre Poliorama de Barcelona bajo la premisa de que la vida son dos días y no debemos malgastarla. Seis jóvenes actores/actrices (Marc Pujol, Lucía Torres, Llorenç González, Irene Jódar, Rai Borrell y Marc García Rami; quién es también director musical) se interpretan a sí mismos tal y como serán en 2050 para reivindicar que los viejos rockeros nunca mueren. Sus ancianos personajes, deberán aguantar a una insidiosa enfermera cuarentona interpretada por Mercè Martínez que, más que ayudarles a vivir parece que quiera ayudarles a traspasar.
Si algo tiene Forever Young es que es un espectáculo tierno. Solo ver desfilar a los personajes sobre las tablas del teatro y escuchar atentamente sus presentaciones individuales, hacen que les cojas un cariño instantáneo. Si bien es cierto que algunos se lo ganan antes que otros, porque abuelos bordes haberlos haylos, al final todos confluyen en el disfrute de la vida (cada uno/a su manera, eso sí).
Acompañados en directo por un piano y varios instrumentos -guitarra, violín, cajón y percusiones-, estos abuelos hacen que el público reviva momentos especiales de su vida con una banda sonora llena de hits. Desde temas míticos en su inglés original, como I Love Rock’n Roll de Juan Jett and the Blackhearts, Forever Young de Alphaville, I will survive de Gloria Gaynor, Satisfaction de The Rolling Stones o Sweet dreams de Eurythmics; hasta referentes del pop español, como Dime que me quieres de Tequila, La chica de ayer de Nacha Pop, Libre de Nino Bravo o Vivir así de Camilo Sesto; y también clásicos en catalán, como Paraules d’amor de Joan Manuel Serrat o Qualsevol nit pot sortir el sol de Jaume Sisa.
La dirección y adaptación del texto que realiza Tricicle (Paco Mir, Carles Sans y Joan Gracia) es impoluta. Cuidando al milímetro los tiempos y reacciones en escena de seis abuelos cuyo intento por escapar de la enfermera es simplemente imposible. Cada movimiento, cada reacción de los personajes, es distinta dependiendo de sus capacidades y, poder mezclar los tiempos teatrales con la situación de cada uno, y adaptar el texto a la realidad actual, es algo a aplaudir.
Por su parte, el trabajo actoral es fantástico. Marc Pujol, Lucía Torres, Llorenç González, Irene Jódar, Rai Borrell y Marc García Rami nos presentan a unos ancianos tiernos y divertidos que solo desean vivir sus últimos días como mejor puedan. Los roces entre ellos (buenos y malos) convertirán la noche «de gala» de la residencia en un sinvivir que nos hará reír a la vez que, en ocasiones, nos despertarán la vena maternal/paternal. Por su parte, Mercè Martínez nos presenta una enfermera que parece todo lo contrario. Enérgica, llena de vida, con el ánimo y la seguridad tan elevada que no duda en lanzarles más de una pullita a sus ancianos. Atentos a las letras de sus canciones y a cómo las interpreta. En más de una ocasión, se llevarán las manos a la cabeza.
Tras 10 años de impasse en nuestro país, Forever Young de Erik Gedeon vuelve al Teatre Poliorama de la ciudad condal manteniendo la frescura de la que era bandera. Acercando al público un musical inteligente, divertido y rockero que hará la delicia de todo aquel que acuda a verlo (incluso aquellos que siempre comentan que no les gustan los musicales).
Crítica realizada por Norman Marsà